La Casa Blanca no descartó un nuevo cierre parcial de gobierno de no llegar a un acuerdo sobre seguridad fronteriza. (EFE)
Negociadores chocaron ayer en torno a si se debe limitar el número de inmigrantes que las autoridades pueden detener, creando un nuevo obstáculo para los legisladores que buscan una solución negociada sobre seguridad fronteriza para que el Congreso la apruebe la próxima semana. La Casa Blanca no descartó un nuevo cierre parcial de gobierno de no llegar a un acuerdo.
A medida que se acerca el fin del plazo del viernes, ambas partes continúan separadas por una cuestión de cientos de millones de dólares a destinar para la construcción del muro fronterizo que prometió Trump. Pero también salió a relucir una disputa relacionada con restricciones al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), la agencia federal que los republicanos ven como un emblema de la aplicación de las políticas migratorias y a la que los demócratas acusan frecuentemente de excederse.
En presentaciones en las cadenas NBC y FOX, Mick Mulvaney, jefe de despacho interino de la Casa Blanca, dijo que "de ninguna manera" puede eliminarse la posibilidad de otro cierre si no se alcanza un acuerdo en torno al muro y otros asuntos de la frontera. La Casa Blanca había solicitado 5.700 millones de dólares, una cifra rechazada por la Cámara de Representantes controlada por los demócratas, y el estado de ánimo entre los negociadores se ha amargado, según personas al tanto de las negociaciones que carecen de autorización para hablar públicamente acerca de conversaciones privadas.
"Uno no puede quitar un cierre gubernamental de la mesa de negociaciones, ni 5.700 millones de dólares", dijo Mulvaney a la NBC.