En un escenario de máxima cautela de cara a la inversión privada, cuyo flujo llega a cuentagotas, el jueves pasado se realizó una presentación para clarificar la estrategia económica del gobierno por parte del jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo Garza, que concitó tumultos en la pelea por el espacio.
Lo interesante del caso es que 95% de los asistentes al Club de Industriales eran empresarios de carne y hueso, ya presidentes, ya directivos, ya directores generales.
Mientras la dirigencia del Consejo Coordinador Empresarial se encontraba en Mérida, el consejo directivo de la Concamin sesionaba en León.
Al bombardeo de preguntas, el hombre designado por el presidente Andrés Manuel López Obrador como su enlace hacia el sector productivo señaló que la única posibilidad de alcanzar la meta de crecimiento prevista para el sexenio es con el concurso de la inversión privada.
En la colocación de los puntos sobre las íes, Romo, alguna vez accionista principal de la Cigarrera laModerna y del Grupo Pulsar, y otra el principal impulsor de la agrobiotecnología en el país, reconoció la pérdida de confianza derivada de la cancelación de la posibilidad del aeropuerto de Texcoco. Sin embargo, subrayó que la nueva infraestructura a crearse, desde el Tren Maya hasta la refinería de Dos Bocas, tendrá 100% participación privada.
La catarata habló de un presupuesto responsable, alejando la tentación del endeudamiento, de respeto estricto a los contratos petroleros, de apoyo histórico al financiamiento de pequeñas y microempresas, de destierro a la discrecionalidad en el manejo de trámites gubernamentales.
A diferencia de su primer encuentro masivo con empresarios, éste en el marco del pleno de las firmas privadas con vocación a la filantropía, en que recibió fuertes abucheos, ésta vez hubo aplausos para el representante presidencial cuando planteó darle cauce a las posturas empresariales para la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo y los Planes Sectoriales.
Aunque la política del nuevo gobierno apunta a privilegiar a empresas nacionales en las licitaciones públicas, éstas seguirán abiertas al marco internacional. Y aunque se privilegiará también el consumo de productos producidos en el país, se mantendrán los compromisos adquiridos en los acuerdos mercantiles con bloques o países.
Y aunque ya no habrá privilegios fiscales, tampoco se desatará una cacería de brujas.
Los compromisos de Romo
BALANCE GENERAL
Finalmente, bajo la fórmula de invitación restringida a postores, Petróleos Mexicanos entregó sus primeros contratos del sexenio por un total de mil 439 millones de pesos.
Estamos hablando de tareas de perforación terrestre y en aguas someras.
El primero de ellos, por 416 millones de dólares, se le otorgó a la firma Permaducto, filial del grupo Protexa deMonterrey, encabezado por Humberto Lobo; en alianza con cuatro firmas nacionales.
Otro de ellos se le adjudicó al consorcio integrado por las firmas Permaducto, Industrial Perforadora de Campeche y Bosnor.
El monto fue de 302.4 millones de dólares.
El tercero, para renta de equipos marinos, fue para Opex Perforadora y Borr Drilling.
DÍA D
El miércoles podría llegar la hora cero para el dirigente petrolero Carlos Romero Deschamps, al cumplirse el plazo fijado por el presidente Andrés Manuel López Obrador para anunciar si se le fincan responsabilidades.
Estamos hablando del resultado de la revisión realizada por la Fiscalía General de la República respecto a las denuncias acumuladas a lo largo de 20 años de impunidad, algunas de las cuales pudieron haber preescrito.
La ensalada habla desde malversación de recursos otorgados por Petróleos Mexicanos para construcción de casas habitación para trabajadores, hasta el saqueo de combustibles e insumos, pasando por amenazas cumplidas a los trabajadores.
