Columnas la Laguna

IBERO TRANSFORMA

FLOR A. VARGAS CORTÉS

Es notorio que las sociedades están envejeciendo a una tasa, cada vez, más acelerada; particularmente, las de economías de mayor desarrollo, es donde se distingue más claramente que los nuevos viejos no se consideran así y han decidido permanecer en activo más tiempo que generaciones pasadas. Los llamados baby boomers (nacidos entre 1945 y 1964) encabezan el grupo de adultos que se niegan a envejecer. Ocupan parte de sus recursos en viajes y experiencias que les permitan un disfrute emocional y espiritual en la, que ahora llaman, edad de la plenitud. Sin embargo, este grupo de la población tiene más en común con los millenials de lo que pudiera pensarse, por lo que, desde la perspectiva de negocio, es conveniente enfocarse en satisfactores más genéricos que no necesiten una segmentación demográfica, como bien puede ser el cuidado de la salud, incluyendo las aplicaciones tecnológicas para vigilar la actividad física de las personas.

Con el concepto de regresar a lo básico, reaparecen calificativos como artesanal, local, frescura, algo que refleje mayor autenticidad lejos de la comodidad que ofrece la globalización de contar con, prácticamente, lo que sea a un precio relativamente accesible, cuándo y dónde se desee. Así, siglas como DIY (did it yourself: hazlo tú mismo) se popularizan no sólo por el cuidado sobre lo que se consume, sino también como un símbolo de estatus. Esto ha permitido que cada vez más personas sepan resolver situaciones consultando lo que encuentra en la red, así también, obtener datos positivos o negativos sobre el desempeño de las empresas ha convertido en una verdad, casi absoluta, aquél dicho de "el cliente siempre tiene la razón".

Se normalizará el consumidor consciente, principalmente en las economías desarrolladas. Asuntos relacionados con la generación de basura proveniente de los productos que se consumen, el cuidado a los animales, así como del consumo de su carne y productos de origen animal sean o no comestibles, como un reflejo de dos aspectos: evitar el maltrato, así como situaciones ligadas a la salud del consumidor por la forma poco natural de la producción de alimentos de cualquier origen.

También se observará que la era digital acercará, principalmente, a los clientes con sus proveedores, así como en cuestión laboral, donde las barreras de la distancia quedarán atrás, en definitiva. El internet ha facilitado que las fronteras hayan sido derribadas. En el plano personal, los dispositivos electrónicos y la nueva costumbre de compartir imágenes o datos sobre lugares o vivencias han colocado el usuario, por un lado, expuesto al mundo, pero, por otro lado, esa información sirve a las empresas para poder ofrecer sus productos de manera más puntual y conocer deseos e intereses de los clientes, facilitando la interacción.

Paradójicamente, aparecerán, con mayor frecuencia, espacios que faciliten la desconexión digital y permitan al cliente disminuir el estrés que le provoca la dependencia del internet. Con la tecnología es posible estar aquí y allá, y facilita el ritmo acelerado con el que se vive; no obstante, se vislumbra una necesidad creciente de estar reunidos, no sólo de forma digital.

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