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Las palabras tienen la palabra

No son maldiciones y menos palabrotas

Columna póstuma de Juan Recaredo

El tipo se pasó el "alto" que marcaba la luz roja del semáforo. Por la otra calle, se aproximaba un taxista que, al verlo, tuvo que frenar forzadamente, razón suficiente para que le lanzara con el claxon los cinco clásicos "pitidos" que indican el deseo de que vaya aquel a fastidiar a su progenitora.

Le mentó la madre, pues, para decirlo con toda claridad, independientemente de que después sacó la cara por la ventanilla y le gritó: "Fíjate pen…", dejo el resto de la frase a la imaginación de usted.

¿Cómo haríamos los mexicanos para sobrevivir en este mundo de frustraciones, sobresaltos y molestias, si no tuviéramos el desahogo que nos dan todas esas expresiones que a veces llamamos maldiciones? Lo más curioso del caso es que, a pesar de lo expresivas que son, no tienen un nombre definido. El más común que les atribuimos es el de maldiciones, pero no son exactamente eso porque las maldiciones serían las que están mal dichas y en este caso el problema generalmente es que están demasiado bien dichas, pronunciadas, fraseadas, hasta saboreadas con toda claridad.

Entonces, ¿qué son? ¿Palabrotas? Eso también sería muy relativo porque el aumentativo indica gran tamaño y hay algunas de estas "maldiciones" que en sólo 4 letras le dicen a una persona lo que opinan acerca de su comportamiento, su preferencia sexual y sus costumbres. Palabrotas serían otras como anticinematográficamente u otorrinolaringología.

¿Serán entonces insultos? No necesariamente. Un tipo presumido y altanero puede decir: "Aquí yo soy el mero chin…" González, y no se está insultando a pesar de que está usando como adjetivo una de esas palabras "malsonantes" que por lo tanto tenemos también qué deducir que no siempre suenan mal.

En otras latitudes, por ejemplo, en algunas regiones del Noroeste del país, les llaman "malas razones", pero tampoco esa razón me llena porque no siempre son malas y nunca son razones, si por razón entendemos la facultad que tiene el homo sapiens para discurrir, para encontrar causas y efectos y llegar al conocimiento profundo de las cosas.

¿Les diremos blasfemias? Ese nombre no me gusta mata rile rile ron… Las blasfemias son insultos, vejaciones verbales dirigidas específicamente a una divinidad y nuestras "maldiciones" por lo general no cumplen con ese requisito.

¿Entonces? Pues no sé. Lo que sí es muy cierto es que en México, y creo que en toda Hispanoamérica, tenemos un buen surtido de estos vocablos, que aunque vulgares, constituyen una herramienta excelente para darle un poco más de agudeza y sabor a lo que hablamos.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: [email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA:

Karla Fuentes: ¿Es correcto usar la palabra desapercibido?

LE RESPONDO:

Desapercibido es desprovisto o no abastecido de algo. Apercibir es proveer, por lo tanto, "desapercibir" es lo contrario: desproveer. Sin embargo, ya está admitida en el Diccionario con el sentido en que la usamos actualmente, como sinónimo de "inadvertido".

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

La mejor manera de aprender a decir palabrotas es aprender a manejar.

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