México, D.F., (Agencias).- La historia de la rosca de Reyes comienza con la llegada de Melchor, Gaspar y Baltazar, los tres magos de Oriente, al lugar donde nació Jesús. Ellos llevaban consigo oro, incienso y mirra como signo de adoración.
"El niño Jesús, como agradecimiento, les dio un cofre cerrado que contenía una piedra, que significaba que tenían que ser firmes y constantes en su fe", relata sobre el origen de esta tradición el chef Jorge Alvarez, de Segec&Vega.
Según Alvarez, los magos arrojaron el objeto a un pozo y entonces descendió de las nubes una llamarada que se hundió en la piedra. Fue así como comprendieron que era un talismán lo que les había regalado El niño. De inmediato tomaron el fuego que se desprendía de él y lo llevaron a su lugar de origen para conservarlo y usarlo en los ritos que con el tiempo se convertirían en la tradición de la partida de rosca.
"Para hacer más simbólico el acto, que tuvo su mayor auge en la Edad Media, se acostumbró partir un pan en esas fechas, en el cual escondían una haba", relata el chef.
La tradición de colocar el muñeco en la rosca nació en Francia, donde se acostumbraba elegir al rey de las fiestas. Así, las familias se reunían para repartir la rosca decorada con azúcar y frutas cristalizadas. Para representar al rey colocaban dentro una haba, como símbolo de huida del niño Jesús y sus padres de Belén.
A través del tiempo el grano fue sustituido por un muñeco de plástico.
"En México, para celebrar la reunión del comensal con Jesús, si encuentra en su trozo la figura, la tradición marca conmemorar a lo grande el próximo 2 de febrero con la tamaliza, atoles y chocolate, no sin antes vestir de 'gala' al niño y bendecirlo", concluye el chef Jorge Alvarez.
La otra historia Se dice también que el origen de la rosca de Reyes se encuentra en los pasteles redondos y circulares que eran ofrendados a Jano, dios de las puertas del imperio romano, llamado también soberano de los pasteles.
Dicha rosca contenía en su interior una sorpresa para los niños, que era muy buscada y ambicionada por la buena fortuna que se le atribuía.
