Columnas la Laguna

NORMATIVIDAD AGROPECUARIA

UN GRAN HOMBRE NACE

AGUSTÍN CABRAL MARTELL

El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José, la virgen se llama María. Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó muchos y se preguntaba qué querría decir semejante saludo. El ángel le dijo: "No temas María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado hijo del Altísimo; El Señor Dios le dará el trono de David, su padre y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin".

María le dijo entonces al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?" El ángel contestó: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que día de me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia. (Lucas 1,26-38).

Este gran acontecimiento para la humanidad se celebra hoy, Dios hecho hombre, toma la naturaleza humana para su beneficio, para humanizarlo, para hacerlo feliz, con el respeto a la libertad, a nuestra libre elección.

El pequeño Jesús, lleno de amor, sale a la luz del día, sus ansias, sus ardientes suspiros y sus deseos de abrazar a toda criatura, de hacerse ver, de notarse, de que se le tome como estilo de vida. La palabra de Dios hecho hombre surge en medio del mundo y forma en él su pleno mediodía. Ya no habrá noche, ni alba ni aurora, sino siempre sol, mucho más que en la plenitud del mediodía.

Diremos ahora que todo es luz, todo está claro, todo se convierte en luz, y la virgen María convertida en madre de Jesús exclama: "Estrecho en mis brazos al pequeño Jesús, ya escucho sus primeros gemidos amorosos, lo tengo entre mis brazos, lo acerco a mi corazón, le doy mi primer beso y el pequeño me da el suyo.

Le llevo una oveja, dice un pastor, la leche le hará bien al niño. Se acerca y ve a una mujer joven y bella y a un hombre inclinado sobre un pesebre, oye que llora un recién nacido y la mujer le dice al niño con gran cariño: tienes mucho frío, amorcito mío, te molesta el heno, duerme vidita mía, lo besa y le calienta sus piececitos con sus manos… Han llegado los pastores, se acercan y le llevan alimento, Pon a tu hijo en esta lana es delicada y caliente, otro le entrega una piel de oveja y María se levanta y envuelve al niño en ella. Lo enseña a los pastores, que de rodillas sobre el heno del suelo lo contemplan extáticos. Y María les dice: "Amen a mi Hijo y consérvenlo siempre en su corazón".

Así en la intimidad divina vivamos esta navidad dando ejemplo de calidad de vida, de reflejo de verdadera espiritualidad, de carácter pleno y fuerza de apoyo a los demás. Es la imitación del gran hombre que lo tiene todo para nosotros.

Pidámosle ahora al Niño-Dios que reine en los corazones de todos y cada uno de nosotros, que allane el camino para convertirse en un sendero de felicidad en esta vida, que nuestro corazón sea el pesebre de Belem, para que nazca en él y se quede toda la vida. Pidámosle paz para nuestra tan querida Comarca Lagunera, que exista la armonía en todos los hogares, que la inocencia infantil no decaiga, en fin que la violencia en nuestro México y en donde vivimos sea abolida por completo, porque así, con la oración lograremos la paz que tanto anhelamos todos.

Que la navidad que se avecina sea el momento oportuno para que Cristo hecho niño, se quede para siempre en el pesebre de nuestra alma, para que digamos como San Pablo: "Vivo yo, mas no soy yo. Es Cristo quien vive en mí". Solo así nos acercaremos a vivir verdaderamente como Él.

Deseo de todo corazón, que la alegría por la venida del Salvador del mundo reine siempre en todos y cada uno de los corazones.

Paz, bendiciones plenas y un abrazo gigante para todos.

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