Afectados. Dos periodistas toman fotografías de una oficina del semanario Confidencial de Nicaragua.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, intensificó la hostilidad en contra de opositores y disidentes nicaragüenses tras ejecutar desde el jueves, una violenta batida policial y paramilitar de allanamientos en Managua y en otras partes del país sobre las sedes de organizaciones no estatales e independientes de prensa, defensa de los derechos humanos y promoción de la democracia.
En un agravamiento de la profunda crisis política que detonó en Nicaragua desde el pasado 18 de abril, patrullas de choque invadieron el jueves, desde las 22:30 horas (mismo tiempo del centro de México), las instalaciones en la capital del conglomerado de medios de comunicación del periódico digital "Confidencial" y los programas televisivos "Esta Semana" y "Esta Noche", consolidados por sus fuertes críticas y denuncias de las políticas de Ortega.
El gobierno, que negó usar la represión política en casi ocho meses de protestas que surgieron inicialmente en rechazo a una reforma a la seguridad social que Ortega debió derogar, guardó silencio sobre estos hechos. El repudio a la reforma derivó en un masivo reclamo contra Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, para exigir democracia y libertad y el fin de lo que calificaron como régimen dinástico dictatorial instalado desde 2007.
Las batidas fueron ejecutadas también en las fundaciones Instituto de Liderazgo de las Segovias (ILLS), en el norte, del Río, en el sur, y Popol Na, en Managua, así como el Centro de Investigación de la Comunicación (Cinco) y el Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (IEEPP), ambas en la capital.