Así comienza la invitación que la plataforma de emisión en línea DAZN envió al mandatario de los Estados Unidos y, dentro del mensaje, a su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para asistir a la pelea entre Canelo Álvarez y Rocky Fielding, el próximo 15 de diciembre en el Madison Square Garden.
365 millones de dólares hacen muy valioso al boxeador mexicano, más que un gasto es una inversión porque todas sus peleas representan jugosas ganancias para el país vecino, esto demuestra que no hay muros que valgan cuando de un tsunami de dólares se trata.
Algunos considerarían una osadía el ofrecimiento de la empresa, sin embargo, la carta representa no sólo una invitación, es también una postura, una que intenta derribar muros mentales e ideológicos, llevar la batalla a donde deben resolverse primero: en el terreno de las ideas.
Pero Trump, el papa del templo del dólar, será indulgente con el héroe nacional, sobre todo si el feligrés mexicano reporta en la Unión Americana los impuestos derivados de los 73 millones de dólares anuales que ganará sólo porque sus peleas se transmitan en Internet. Trump, como la iglesia, no discrimina cuando se trata del diezmo, ese nos hace a todos iguales.
"Ningún presidente en funciones ha estado antes en una gran pelea. Usted sería el primero", con esas palabras concluye la invitación, palabras que seguramente no tentarían a un mandatario normal, pero, ¿funcionará con Trump?
Dos asientos en ringside, una pelea, dentro y fuera del ring, entre dos naciones divididas por el muro que sueña el atípico y antipático dirigente de la nación más poderosa del mundo.
¿Elegirá Trump ocupar DA ZONE?
