Columnas la Laguna

LOABLE EL RESCATE DE LOS MONUMENTOS COMARCANOS

HIGINIO ESPARZA RAMÍREZ

A propósito de la recuperación y mantenimiento de monumentos y casonas antiguas que reafirman la identidad y el esfuerzo de los laguneros para mantener vigentes herencias del pasado, cabe destacar la preservación de la casa de don Isauro Martínez, -promotor del teatro que lleva su nombre y del desaparecido teatro cine Princesa-, ubicada en la calle Acuña número 140 (Fabiola Pérez Canedo-El Siglo de Torreón).

Los rescates más sobresalientes hasta ahora han sido de los la Casa del Cerro (1990) y las bóvedas del canal de la Perla (1992) transformados en museos y en mis tiempos activos el puente colgante de Ojuela, recuperado por segunda ocasión en su historia en 1992 (en los 50 del siglo pasado fue la primera). Gracias a ese celo restaurador, el puente con sus historias y leyendas de fantasmas sigue de pie, desafiando abismos y montañas.

Por lo tanto, es plausible el interés de las autoridades y promotores culturales para recobrar el patrimonio de los viejos tiempos, como es el caso de la finca mencionada, habilitada como archivo municipal, la cual conserva y muestra los rasgos arquitectónicos de una de las épocas más esplendorosas de la Perla de La Laguna; la ex hacienda de San Fernando en Lerdo, convertida en 2017 en restaurante, y el avión de Francisco Sarabia, en la misma ciudad jardín son otros dos casos simbólicos.

Por eso resulta lamentable el daño causado al centro histórico de Torreón con la demolición del cine Princesa y fincas emblemáticas contiguas, para dar lugar a un enorme y antiestético estacionamiento que nada tiene que ver con los orígenes de Torreón. Es una vergüenza su existencia lo mismo el descuido en que se halla el llamado edificio Esparza, ubicado por la avenida Morelos inconcluso aún por el largo litigio el que se ha visto envuelto.

Rompe el aparente olvido del centro citadino, la renovación y conservación de la añosa residencia de don Isauro Martínez construida en los años 20 del siglo pasado, amenazada en algún momento por la picota, pero su valía histórica y cultural impidió el atentado.

No hay comparaciones entre una y otra obra reparada ni de sus funciones, pero fortalecen el camino para preservar nuestros monumentos y las historias que cada uno genera. La Casa Mudéjar y la casona Castillón, entre otras fincas insignia, esperan su turno, lo mismo que la Alameda Zaragoza; en Gómez Palacio la casa Faya y la vetusta estación del ferrocarril, las dos proyectadas para museos. "Sólo le faltan (a la primera) unos arreglitos para abrirla al público" dijeron en la dirección municipal de cultura, pero la realidad es que a esos dos proyectos se los está llevando el viento de la indolencia.

En la ciudad de Lerdo bien vale la pena recobrar los casi centenarios lavaderos de los cuales hoy queda una pobre reliquia. Convertir lo que queda en un museo, propusieron los dueños de los viveros contiguos.

Similar rescate merecen los dos leones africanos que custodiaban la entrada de uno de los edificios ya desaparecidos de la Tesorería Municipal de Torreón: les gruñían a los ladrones nocturnos.

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Escrito en: Higinio Esparza Ramírez

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