Espectáculos Taylor Swift Helena Rojo Fuerza Regida Gina Montes Famosos

EL SÍNDROME DE ESQUILO

ACCIDENTES DE LA RAZÓN

VICENTE ALFONSO

“En una adivinanza cuyo tema es el ajedrez ¿cuál es la única palabra prohibida?”, nos pregunta Jorge Luis Borges en “El jardín de senderos que se bifurcan”, uno de sus mejores cuentos. De inmediato, el narrador nos da la respuesta:

“La palabra ajedrez”.He recordado ese pasaje porque el martes pasado tuve el privilegio de presentar, junto a Susana de la Garza, Salvador Castañeda y Hugo Esteve Díaz, el libro “Accidentes de la razón. Antología del cuento guerrillero” en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, en la capital del país.

Compilado por Hugo Esteve y publicado por la Editorial de la Universidad Autónoma de Nuevo León (dirigida por el escritor y editor Antonio Ramos Revillas) Accidentes de la razón es uno de los libros más importantes del año, pues se ocupa de un tema que hasta hace poco era visto con recelo y hasta temor: la narrativa sobre la guerrilla en México.

No es fácil encontrar relatos que aborden el tema de la lucha armada en nuestro país. Y no lo es por dos razones.

En primera se debe a la ya citada premisa de Borges: en un cuento sobre la guerrilla el único vocablo prohibido es ese, “guerrilla”. La segunda razón no es literaria: durante los años sesentas y setentas, el tema de la lucha armada era un tema estigmatizado:

bastaba mencionar en un cuento palabras como guerrilla, comunismo, marxismo o insurgencia para convertir al autor en sospechoso de apoyar a grupos subversivos. Así pues, fenómenos como el asalto al cuartel militar en Madera, Chihuahua o el secuestro del gobernador Rubén Figueroa, en Guerrero fueron temas vedados en literatura por muchos años. No quiero decir que la literatura no abordara estos temas, sino que lo hacía en forma elipsada, usando implícitos para decir sin decir.

Es hasta la década de los noventa en que autores como Victor Hugo Rascón Banda y Carlos Montemayor se atrevieron a tocar el asunto en libros como “Volver a Santa Rosa” y “Guerra en El Paraíso” respectivamente.

A lo largo de 225 páginas, el lector encontrará en este libro relatos de Carlos Montemayor, Víctor Hugo Rascón Banda, Ramón Gil Olivo, René Avilés Fabila, María de la Luz Aguilar Terrés, Salvador Castañeda, Margarito Cuéllar, Pedro de Isla, Alicia de los Ríos, Eduardo Esquivel Revilla, Hugo Esteve Díaz, Fritz Glockner, Gustavo Hirales Morán, Raúl Florencio Lugo, Arturo Martínez Nateras, Ricardo Morales Pinal, Joel Ortega Juárez, Mario Ramírez Salas, Francisco Valenzuela y Cris Villarreal Navarro.

Una de las mayores virtudes del libro es que pone en evidencia la compleja relación que existe entre realidad y ficción. Los textos están ordenados en forma tal que trazan un arco que va de la ficción a la realidad y de regreso. Crónicas que pueden ser cuentos y viceversa. No se entienda aquí la palabra ficción como una vía de escape de la realidad sino como una manera de profundizar en ella, en el mismo sentido en que la comprendía Juan José Saer cuando escribió: “que nadie se confunda: no se escriben ficciones para eludir, por inmadurez o irresponsabilidad, los rigores que exige el tratamiento de la ‘verdad’, sino justamente para poner en evidencia el carácter complejo de la situación, carácter complejo del que el tratamiento limitado a lo verificable implica una reducción abusiva y un empobrecimiento”.

Uno de los cuentos más originales y mejor logrados del libro es “Número equivocado”, de Cris Villarreal. Un relato perfecto que nos presenta a un hombre cuyo empleo consiste en intervenir la línea telefónica de una activista para escuchar sus conversaciones, y termina enamorado de ella. Muy notable también la solución literaria que María de la Luz Aguilar Terrés da a “Santiago”, un testimonio que evidencia justo ese carácter complejo de la realidad. Piezas maestras son dos fragmentos de novela que funcionan también como relatos. Me refiero a “Casino Militar”, de Carlos Montemayor y “Hoyos y Rayas”, de nuestro coterráneo Salvador Castañeda quien cuenta, con pericia literaria, la experiencia del autor en la prisión de Lecumberri.

Otro testimonio real con alto voltaje literario es el de Raúl Floriencio Lugo, que arma con técnicas faulknerianas un contrapunto entre los preparativos del asalto al cuartel Madera, el 23 de septiembre de 1965, y los rigores del llamado Palacio Negro. “Let It Be”, de la pluma de Francisco Valenzuela, es el perfil de un guerrillero armado con tremenda carpintería literaria, en la misma línea que lo es “Yanira”, de Ricardo Morales Pinal, que reconstruye la lucha y la desaparición de Yanira Elizabeth Hernández Maldonado. El compilador, Hugo Esteve Díaz, abre camino en una zona inexplorada de la literatura mexicana: la fusión entre relato guerrillero y literatura fantástica.

Así pues “Accidentes de la razón. Antología del cuento guerrillero” es una lectura imprescindible para conocer las zonas oscuras de nuestro pasado y para comprender los orígenes del convulso tiempo que vivimos.

Leer más de Espectáculos

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Espectáculos

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1524088

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx