Columnas Social

Pequeñas especies

M.V.Z. FRANCISCO NÚÑEZ GONZÁLEZ

UN DIAGNÓSTICO DE GESTACIÓNUN DIAGNÓSTICO DE GESTACIÓN

Me encontraba en la mesa de exploración con un pequeño Poodle de tres meses de edad, lo había llevado su dueña a consulta debido a que tenía varios días quejándose, había aprovechado una oferta, de la cual el corte de rabo, la vacuna y baño vienen en paquete. Desafortunadamente, la necrosis en el muñón de la cola se encontraba presente y era necesario volver a operar. Después de unos días, el animalito se encontraba en perfecto estado de salud tras no haber dormido él y sus dueños por algunas noches, todo volvió a la normalidad, fue así como conocí a "Yoshi", creció sano y feliz al lado de sus dueños, lo veía esporádicamente en la clínica cuando lo llevaban a estética, tenía un carácter alegre y dinámico. Pasaron los meses, un día llegó su dueña con su mascota a un lado convertido en todo un adulto, estaba preocupada, pues "Yoshi" no era el mismo, se encontraba algo rebelde y su carácter había cambiado, no mostraba ninguna anomalía en cuanto a su apetito o en su salud; después de valorarlo, todo había resultado completamente normal, su temperatura, frecuencia cardiaca y respiración normal, piel, reflejos, mucosas, llenado capilar, sus órganos internos normales a la palpación y percusión, todo se encontraba en perfecto estado, solamente su carácter, lo notaba "más serio".

Al preguntar sobre cambios de alimentación, alguna fumigación, jardinero o empleada doméstica de recién ingreso, todo igual, después de haber hecho las preguntas que hacemos en estos casos donde no hallamos alguna anomalía aparente, lo único que se me ocurría en ese momento era hacer una serie de análisis de laboratorio, ¿pero de qué?, si todo se encontraba funcionando aparentemente normal.

Decidí que volviera a traer a "Yoshi" en unos días, ¿recetarle algo? No, ni siquiera vitaminas, pues no era necesario, se encontraba con buen apetito, dormía bien, hacía todo bien, solamente ese cambio de carácter era lo único que nos inquietaba.

No lo mediqué en ese momento, así que me despedí de su dueña, que por cierto la felicité, la había visto en el periódico algunas semanas atrás contrayendo nupcias. En ese momento, me vino una pequeña luz a la mente, que tal vez se podía relacionar con el cambio de comportamiento de "Yoshi". Le pregunté si se encontraba embarazada, de inmediato me contestó negativamente, se extrañó por la pregunta y me dijo: ¿Usted cree que sea la causa del cambio de "Yoshi", porque estoy embarazada? No lo sé, contesté, pero podría ser una posibilidad, muy remota, pero al fin posibilidad.

Se despidió diciendo en tono de broma que se haría los exámenes para salir de dudas, solamente alcancé a decirle que no dejara de avisarme. Tal vez no le hubiese dicho nada, me quedé pensando, noté que se sintió apenada y a la vez esbozó una sonrisa nerviosa, nunca imaginó que una noticia tan importante fuese dada por un veterinario y con ayuda de su mascota. Al final noté que se había retirado con cierta suspicacia.

Pasaron los días cuando la vi entrar en el consultorio sin su inseparable "Yoshi", y con una enorme sonrisa, me dijo: doctor, solamente le vengo avisar que efectivamente tenía usted razón, ¡estoy embarazada!

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