Su familia se acaba de mudar y sus nuevos compañeros no pudieron ir a la fiesta. (INTERNET)
Brody Barron, un niño con autismo que cumplía 10 años y quien se acaba de mudar con su familia a Oklahoma, tuvo una fiesta de cumpleaños a la que llamó ‘el mejor día de su vida’.
Ninguno de sus compañeros de escuela a los que invitó, sin embargo, pudieron asistir a la fiesta. Su madre, que había pagado 300 dólares por organizar el evento, se enteró de último minuto que ninguno de los diez invitados asistiría, pero decidió seguir con la celebración.
"No esperábamos que todos se presentaran, pero 30 minutos después de la hora de inicio de la fiesta, sabíamos que no venía nadie. Le dije a Brody: Vamos a averiguar qué hacer, porque no sé si tus amigos lo van a lograr”, cuenta Susan a Yahoo Lifestyle. El niño contestó: “Está bien. No me molesta esperar”.
La respuesta más solidaria vino de parte de los empleados del restaurante, que se reunieron para cantarle feliz cumpleaños a Brody, firmar una tarjeta felicitándole y jugar con él con unas pistolas laser tag.
"Brody se sintió como una celebridad y lo llamó el mejor día de la historia", dijo Susan sobre la fiesta, que se celebró el pasado 29 de septiembre.
DA.