Columnas la Laguna

NORMATIVIDAD AGROPECUARIA

AGUSTÍN CABRAL MARTELL

Uno de los fines básicos de la política nacional de sanidad vegetal es la existencia de un marco legal apropiado para proteger a los vegetales y sus productos contra los daños producidos por las plagas.

Desde que la agricultura surgiera, el hombre ha domesticado plantas y animales, modificando el entorno, para garantizar el abastecimiento de alimentos. De esta forma comenzó la actividad agraria como una respuesta a las necesidades básicas de los seres humanos. Desde entonces hasta la actualidad, la agricultura ha evolucionado hacia una actividad económica que ha aprovechado los avances científicos y tecnológicos para mejorar los rendimientos de los cultivos, intentando asimismo asegurar la protección de las plantas contra plagas y enfermedades.

La globalización comercial ha originado tendencias positivas en el consumo mundial de alimentos; ahora el consumidor demanda productos que cumplan con normas de sanidad, inocuidad y calidad, ofreciendo así una garantía en bienestar. Dichas tendencias se originan por un entorno comercial cada vez más exigente y competitivo, derivado de la interdependencia internacional de los mercados.

Actualmente, la mayoría de los países que realizan actividades de exportación de productos agropecuarios para consumo humano, requieren de una certificación sanitaria para mantener la competitividad de sus productos, asegurando su participación y permanencia en el mercado; por tanto, se requiere que cada eslabón de la cadena agroalimentaria, establezca controles y actividades que permitan evitar los riesgos de contaminación; lo cual se logrará a través de la aplicación de sistemas de reducción de riesgos.

En este ámbito es donde la sanidad vegetal adquiere su relevancia al establecer el marco legal apropiado para la protección de los vegetales, y sus productos, contra los daños producidos por organismos nocivos. Entre los objetivos se encuentra tanto mantener a los organismos nocivos en niveles de población económicamente aceptables, en los casos en que ya están establecidos en parte o en todo el territorio Mexicano, como impedir la introducción y extensión de aquellas plagas procedentes de otras áreas geográficas.

La intervención en la sanidad vegetal pretende proteger a los vegetales y sus productos contra los daños producidos por las plagas, con objeto de mantenerlos, mediante la intervención humana, en niveles aceptables, e impedir la introducción y extensión de plagas procedentes de otras áreas geográficas.

Las plantas se enfrentan a multitud de amenazas frente a las que no puede escapar. Estas amenazas pueden acabar con el cultivo, disminuir la cosecha o hacer que no tenga calidad necesaria para venderla en el mercado.

La entrada a un país de nuevas plagas y enfermedades causa estragos tanto en su agricultura como en su economía. Sin controles naturales en el nuevo ambiente, las poblaciones de organismos nocivos tienden a expandirse rápidamente. El aumento de estas poblaciones de plagas requiere grandes cantidades de alimentos, causando pérdidas a los cultivos de consumo humano. Además de esta consecuencia negativa directa en la agricultura, la existencia de nuevas plagas puede ocasionar efectos indirectos en la economía, debido al cierre de mercados de países libres de esta plaga. El cierre de mercados de importación puede ser tan destructivo económicamente como el daño directo ocasionado al cultivo. Por lo antes mencionado, la inspección fitosanitaria es de suma importancia para el mantenimiento del patrimonio vegetal y las exportaciones agrícolas de un país. Un buen sistema de vigilancia e inspección fitosanitaria es una inversión rentable que demanda una organización adecuada, una capacitación continua y un control de calidad constante.

Su trascendencia en el contexto económico del país reside en su importante aportación de divisas y en la generación de empleos en todas y cada una de las fases de la cadena agroalimentaria. Como consecuencia de la incorporación de México al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, mejor conocido en nuestro país como TLC), el nuevo panorama impone estrategias que deben permitir la permanencia y el crecimiento de la producción agrícola nacional en un mercado de nuevas exigencias para nuestros productores. Las transformaciones que se vislumbran implican el establecimiento de normas precisas de control de calidad previas al proceso productivo, un detallado registro sobre los productos químicos a utilizar, y la capacitación para el manejo de postcosecha en lo referente a selección, empaque, preenfriado y transporte del producto, entre otras prácticas. La base legal se encuentra establecida en la Ley de Sanidad Vegetal y las Normas Oficiales Mexicanas respectivas y vigentes.

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