A la salida de la misa de alba Don Juan se topó con una de las mujeres a las que amó en su juventud. Le preguntó la hermosa dama: -A ver: ¿cómo me llamo? Con una sonrisa contestó Don Juan: -Te llamas "ella".
Días después, en la vega del río, el sevillano halló a otra de las que fueron suyas en pasados tiempos. La antigua amada le preguntó: -¿Cómo me llamo? Replicó Don Juan, sonriendo: -Te llamas "ella".
Lo mismo le dijo a la altiva señora con quien se encontró en la Plaza de la Cruz: -Te llamas "ella".
Sucedió que el aprendiz de seductor le preguntó a Don Juan: -¿A cuál de todas las mujeres que tuviste amaste más? Respondió él con sonrisa evocadora: -A ella.
¡Hasta mañana!...