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La dulce guitarra de Paracho

Instrumentos de clase mundial

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MA. DEL REFUGIO GUTIÉRREZ VILLAVICENCIO

Con sus seis cuerdas de nailon y seda que se corresponden con las notas musicales, con su forma de mujer que, para ser tocada, se adapta a los cuerpos de los ejecutantes a la perfección, es uno de los vehículos del arte sonoro más populares a nivel mundial.

Cómplice de historias de amor, desamor, alegrías y tristezas, llanto y risas, la fusión de cuerdas y madera conforma el instrumento capaz de trasmitir los mensajes exactos que mujeres y hombre solicitan, según lo dicho por el coordinador de Artesanos de la Industria de la Guitarra de Paracho, Jaime Estrada.

El artesano señala que, históricamente, esta compañera se ha utilizado como un medio para la expresión del arte y la cultura en todo el mundo.

Dentro de las opciones existentes en materia de lutieres, la guitarra de concierto que se fabrica en Paracho, Michoacán, está posicionada como una de las mejores del mundo, por la calidad de sus materiales y la caja acústica.

Los accesorios de sus creaciones, comparte Estrada, tienen su origen fuera de México, cada ejemplar “se construye con maderas de importación, la caja acústica está fabricada con maderas de la India y de Brasil y la tapa acústica con madera alemana”, dijo.

ARMONÍA

Con sus seis cuerdas de nailon y seda que se corresponden con las notas musicales, con su forma de mujer que, para ser tocada, se adapta a los cuerpos de los ejecutantes a la perfección, es uno de los vehículos del arte sonoro más populares a nivel mundial.

Aprender a tocar la guitarra, afirma, es uno de los pasatiempos favoritos de hombres y mujeres de todas las edades. Se utiliza en la mayoría de los géneros musicales por la facilidad con que pueden extraer las armonías de ella tanto infantes como adultos.

El tipo de madera es esencial en su fabricación, sobre todo en la parte de la tapa ya que de ésta depende la calidad acústica.

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Feria Nacional de la Guitarra en Paracho. Foto: Notimex/Gustavo Durán

Famoso por la producción de todo tipo de guitarras, Estrada asegura que el ayuntamiento de Paracho se ha visto favorecido en gran medida por esta industria, y el beneficio ha sido, sobre todo, para la economía de la población.

HISTORIA

La guitarra actual, recuerda, fue introducida en 1850 por el español Antonio Torres Jurado.

Originario de Paracho, Jaime Estrada comenta que, en su caso, construir estos vehículos del arte del tiempo forma parte de su legado familiar: “Tanto mis padres como mis abuelos se dedicaron a esto y yo continúe con la tradición”.

El instrumento más económico le cuesta a un laudero entre 300 y 400 pesos de mayoreo y se vende al público entre 500 y 700 pesos. En cuando a las piezas de concierto, su costo y su precio dependen mucho del fabricante. Ahí cada artesano le pone un valor a su trabajo: van desde los cuatro o cinco mil pesos hasta los 40 mil pesos o más.

“Hay dos tipos de guitarra en términos generales, la que se hace en fábrica, en serie, y la que se hace en escala menor, de manera manual, por artesanos calificados”, comparte.

Hace unos 15 años, recuerda, el avance de los productos venidos de Oriente perjudicó a muchos sectores. “Cuando empezó el embate chino bajó la demanda de guitarras, pero los productos fueron de mala calidad, lo que favoreció a la artesanía de Paracho”, relata.

“Afortunadamente. mexicanos y extranjeros siguen interesados en adquirir una y en aprender a tocarla, esto nos ha dado la pauta para seguir creciendo y seguir manteniéndonos del arte de construir guitarras, aun cuando la tecnología ha invadido muchos espacios”, señala.

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Foto: Depositphotos

Gracias a la participación de muchos artesanos en la producción de este instrumento de cuerda se ha logrado que en muchos estados del país exista el interés por darle el carácter de oficial en escuelas de nivel medio, lo que es una oportunidad para dar a conocer la calidad de su trabajo.

En cuanto a la fabricación de la guitarra de más calidad, asegura que se elaboran con maderas tanto del país, como del extranjero. La construida por lauderos de Paracho que es al mismo tiempo la más accesible se hace con madera del sureste y de Centroamérica.

PRESTIGIO

En fechas recientes los lutieres michoacanos decidieron diversificar su repertorio. A una parte de sus creaciones le cambiaron los diseños clásicos para incorporar elementos parecidos a los del instrumento que cobró fama gracias a Coco, la historia de un niño que, contra la voluntad de su familia, desea ser músico y encuentra la opción para ello en el Día de Muertos.

En Paracho se fabrican cada año cerca de 900 mil guitarras. Sus artesanos de armonías aseguran que el filme de Pixar dio un gran impulso a la manufactura de estas compañeras con seis cuerdas y mástil.

Los lauderos de Paracho ostentan un compromiso total con su profesión que los ubica en la búsqueda constante de mejorar el sonido de sus creaciones.

El proceso que lleva a concluir cada artesanía involucra la colocación de más de dos centenas de piezas, y cada una tiene algo que aportar a la voz del instrumento.

Una guitarra hecha a mano posee cualidades de las que carece la que sale de una fábrica, empezando por lo que deposita en la primera el artesano que la formó. Entre las del segundo tipo abundan aquellas cuyo sonido es demasiado fuerte, de manera que no agradan o, de plano disgustan a los escuchas.

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Modelo de guitarra basado en el de la película Coco. Foto: Notimex

En Paracho hay artesanos que proveen a concertistas internacionales, la tradición familiar es un certificado de calidad. Hay lutieres michoacanos que comenzaron a familiarizarse con el proceso constructivo desde los seis años de edad y hoy acumulan más de medio siglo de experiencia. No sólo eso, algunos de estos lauderos mexicanos viajaron a Europa a estudiar el desarrollo de instrumentos antiguos.

Arce, palo de rosa y jacaranda son de las maderas más finas que pueden emplearse para dar forma a esta artesanía. Las tapas más insignes reclaman abeto y cedro, pero importados. Alemania y Canadá son dos lugares de procedencia que garantizan materia óptima.

Cada productor deposita en su pieza tanto método como experiencia y sutilezas de su carácter. Ya cuando se tiene un dominio del oficio, al artesano le basta con escuchar la voz de la guitarra para saber si será del agrado de un oído musical. La confección se toma su tiempo, involucra un proceso de maduración que llega a tardar incluso años.

Las guitarras salidas de los lutieres de Paracho son sinónimo de calidad, ya sea que se adquiera un ejemplar para interpretar las notas clásicas de un alemán apellidado Bach o melodías populares al estilo de un trío o algún grupo de moda.

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