Gobiernos de izquierda

¿Qué tipo de presidente será Andrés Manuel López Obrador? No sabemos.

La primera llegada al poder de gobiernos de izquierda siempre genera inquietudes. Hay temores de que no sepan manejar el dinero público, que suban en exceso los impuestos, que desalienten la inversión productiva y empobrezcan al país. Sin embargo, la experiencia sugiere que, como los mandatos de derecha o los de centro, los de izquierda no son todos iguales. Algunos pueden ser buenos, otros regulares y algunos muy malos.

Un ejemplo de pésimo gobierno de izquierda es el de Venezuela. Entre 2014 y 2017 el Producto Interno Bruto del país registró una desastrosa caída de 35 por ciento, según las Naciones Unidas. En 2018 se calcula que tendrá una contracción adicional de 15 por ciento. La inflación puede alcanzar un millón por ciento este año, lo cual golpea más a quienes menos tienen. Venezuela es un ejemplo del daño que puede causar a una nación un mal gobierno como el que han encabezado Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Salvador Allende es reverenciado por la izquierda, pero su gobierno de 1970 a 1973 tuvo terribles consecuencias para Chile. Expropió empresas e impulsó un gasto público dispendioso y deficitario. Las consecuencias fueron un fuerte aumento de la inflación y un desplome de la inversión y de la economía. El sangriento golpe de 1973 no tiene justificación, pero la popularidad que tuvo al principio fue consecuencia del desastre económico provocado por Allende.

En contraste, Felipe González, el socialista que asumió el poder en 1982 en España, realizó una serie de reformas de mercado, como la eliminación de los controles cambiarios, la privatización de empresas estatales y la integración a la Comunidad Económica Europea. González decía que la forma de impulsar una mayor justicia social no era quitar dinero a los ricos y entregarlo a los pobres sino construir infraestructura, promover la inversión privada y mejorar la educación. Sus políticas generaron un salto en la prosperidad que colocó a España en las listas de los países desarrollados.

Varios gobiernos socialdemócratas han tenido éxito desde hace décadas en Escandinavia, pero no hicieron expropiaciones ni realizaron un gasto desordenado; por el contrario, garantizaron la propiedad privada y el funcionamiento de las empresas. Lo que han hecho los gobiernos escandinavos es aprovechar los recursos generados por la iniciativa privada para dar subsidios a los grupos más necesitados.

Mantener un gasto público sano ha sido una característica fundamental de los gobiernos exitosos. El socialista Ricardo Lagos, presidente de Chile de 2000 a 2006, rechazaba que un presupuesto equilibrado fuera una posición de izquierda o de derecha: es, decía, “una exigencia de una economía bien administrada”. Lagos fue, también, un magnífico gobernante de izquierda.

¿Qué tipo de presidente será Andrés Manuel López Obrador? No sabemos. Las posiciones radicales han desaparecido de su discurso. Hoy afirma que no incurrirá en un déficit de presupuesto ni aumentará los impuestos. Dentro de su equipo, sin embargo, hay muchos militantes de esa vieja izquierda que no sólo quieren impulsar medidas radicales sino que consideran a Venezuela el ejemplo a seguir de nuestro país. Pero este ejemplo nos llevaría a un desplome económico con alta inflación. Mejores modelos serían los gobiernos de Felipe González, Ricardo Lagos o los países escandinavos.

Twitter: @SergioSarmiento