Enseñar o educar
Las realidades que hoy muestra nuestro país son dolorosas. Es una situación de dependencias y dominios. Dependencias claras de un sistema que manipuló pervertidamente desde que elaboró un modelo de dominio directo de las generaciones de la post-revolución. Vemos un tejido social deshilado, roto y casi putrefacto. Y es que el sistema echó a perder todo lo que tocó empezando por la educación, los sindicatos, etc.
En el ámbito de la educación, primer factor de todo, se ven los resultados muy claros: muy baja calidad y un control electorero del gremio, basta ver a la CNTE. Tenemos muchos embarazos de adolescentes, la drogadicción en jóvenes, la alcoholización de mujeres. Fenómenos que hace veinte años no existían. Y es que ampliando la mirada todo converge sobre las conductas, por ejemplo, los medios; concesiones sólo entregados para la comercialización y alejados del interés social. Así, un modelo mexicano de educación no existe, es un vaivén de “reformas” sexenales que nunca acaban bien. En ese renglón, México es un verdadero desconocido a nivel internacional, no ha producido nada de calidad en cuanto a educación.
En contraposición si miramos a otros países, aún algunos subdesarrollados; nos damos cuenta de la pobreza del sentido educativo de maestros, gobernantes, padres de familia y por ende de los alumnos. Por ejemplo, en Japón, se inicia con el entendimiento y práctica de modales de conducta que el niño tiene que ejercitar antes de leer y escribir, tienen su consigna: primero los modales y luego los aprendizajes. En Finlandia, priorizan los cinco primeros años de la escuela, ahí están los maestros mejor preparados y los mejor pagados, casi todos con maestría y doctorado. Los niños fineses, están poco tiempo en las aulas- en gran parte por los largos inviernos- pero ello no impide que siempre estén en el primero o segundo lugar en el ranking mundial de calidad de la educación. Calidad más que cantidad. En Finlandia, desde el tercer grado, los niños hacen el aseo de la escuela, los padres impulsan la medida porque también en la casa se les pide. Estarían dispuestos los padres mexicanos a adoptar esa medida aún en las escuelas particulares? El sistema finés está encaminado al servicio, la solidaridad y el trabajo común. Educar no tanto por adquirir conocimientos, sino por la formación de una sociedad solidaria. Los padres, apoyan tal base, porque saben que todos salen ganando con esas fórmulas.
Los campesinos colombianos han formado cooperativas de producción para contribuir a la mejora escolar no sólo con mobiliario, sino con programas extras a los que proporciona el gobierno, saben bien que el estado no puede ni podrá nunca satisfacer los requerimientos escolares. Aportan horas de trabajo en invernaderos de flores, las utilidades son para mejorar las condiciones de la escuela de sus hijos.
En México los padres, tienen una visión muy nublada sobre los fines de la educación, son el producto de ella misma. Los profesores sólo ven cómo ganar más y trabajar menos, salvo escasísimas excepciones; los gobiernos sólo ven la educación como parte del aparato electoral y de presunción, nunca dispuestos a convocar a padres y maestros a formar una triada que trabaje en unión para hacernos de un modelo mexicano que se pueda lucir en el mundo. Muchos prejuicios, intereses y posturas negativas han caído sobre la educación. Las nuevas generaciones seguirán en esa inercia. La educación no es producir: alimentos, máquinas, servicios, aparatos, campeones, sino llegar a ser un pueblo disciplinado, crítico, emprendedor, que busque respuestas a sus dudas.
Miguel Ángel Hernández
Torreón, Coah.
