Inteligencia y malicia
La sabiduría popular ha inventado refranes que sintetizan verdades de la condición humana en el ámbito social, tales como “el que nace pa{ maceta del corredor no pasa” o “el que nace barrigón, aunque lo fajen de niño”; ideas similares, aunque menos populares que auguran con certeza el destino de la gente, según su origen y sus condiciones de existencia material: El que nace y vive en palacio como rey piensa y vive; mientras que si nace y crece en casucha de cartón como esclavo será su ideología.
Lo anterior viene a cuento por el coeficiente intelectual y academicismo que avalan a nuestros gobernantes de los poderes ejecutivo y judicial (no necesariamente a los legisladores, lamentable); pues sabido es que los más recientes presidentes y sus colaboradores más cercanos han egresado de prestigiosas universidades del extranjero con grados de maestría y hasta doctorado, pero que su alma mater, con excepción de algunos, ha sido el ITAM, lo que significa posesión de recursos económicos y un C.I. suficientes para salir avante en su formación académica.
Lo que vendría a desconcertar a los mexicanos son las decisiones tomadas por error en perjuicio de los mexicanos , y generar desde un principio un grado de suspicacia, y un presentimiento de sentirse víctimas de los “errores calculados” de los gobernantes en turno, lo que supondría en ellos un grado de malicia y ausencia de valores éticos, que les impedirían actuar con recta conciencia en perjuicio de los mexicanos en lo general, no así de sus propias familias y allegados; dejar al garete a sus gobernados; es decir, a México en toda su diversidad étnica y social, al país de los más de 50 millones de pobres, una de las naciones con mayor índice de desigualdad social, donde la riqueza se concentra en la décima parte de la población, y de ésta sólo 50 familias aproximadamente son los rectores de la economía mexicana, la educación, la alimentación, el empleo, la información y diversas formas de cultura que forman y deforman nuestra cosmovisión. A ellos debemos la alienación de nuestra idiosincrasia y la ideología que nos imponen por un proceso de transculturación. Siempre con el objetivo de eliminar de raíz cualquier amenaza al establishment.
¡Qué bueno que tengamos gobernantes inteligentes y preparados académicamente!, pero que malo que desde su origen hayan carecido de sensibilidad humana por sus congéneres más vulnerables, o que durante su formación académica hayan extraviado los principios básicos de la ética, la moral y del ejercicio profesional.
¡Qué lástima que hayan adoptado como biblia “El Príncipe” de Maquiavelo y guiado sus acciones por la luz proyectada por el faro del neoliberalismo!; pues si su objetivo era enriquecerse, este modelo económico fue la vía más rápida: Quebrar Pemex para repartírselo en la reforma energética, mediante la adquisición de acciones de empresas petroleras y comprar no una, sino varias plataformas del crudo.
¡Qué AMLO les quitará la pensión a ex presdientes, ja, ja!; es como quitarle un pelo a un gato, pues con los negocios a la sombra del poder se pueden dar el lujo de donar su pensión a instituciones menesterosas o fideicomisos Calderonistas
Cuando en los políticos la inteligencia y la malicia se unen con propósitos innobles sólo hay un perdedor: el pueblo.
Henos aquí, en un México de castas en grado light, donde para pasar de un nivel a otro se requiere, más que un grado académico, la influencia de algún político. ¡Pobre México corrupto!
Héctor García Pérez
Comarca Lagunera
