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Crónica gomezpalatina

154 Aniversario del arribo de don Benito Juárez a Santa Rosa de Lima, y a 50 años de la terrible inundación del río Nazas

Manuel Ramírez López, Cronista oficial de Gómez Palacio

El pasado martes 4 de septiembre se cumplieron 154 años del arribo de la República Itinerante a la Hacienda de Santa Rosa de Lima, antecedente de la actual Ciudad de Gómez Palacio, Dgo., estaba al mando del Presidente don Benito Pablo Juárez García, con su comitiva integrada por personajes de primer nivel de su gobierno. El Benemérito venía investido de los Supremos Poderes de la Nación convirtiendo, durante su estancia, a nuestro terruño en la sede de esos poderes, mismos, que le había otorgado el Congreso de la Unión el 27 de mayo de 1863, en ocasión de encontrarse en guerra nuestra nación contra los invasores franceses, habiendo necesidad de suspender las garantías individuales, trasladando los poderes de la federación con destino al norte del país para evitar sacrificios innecesarios y proteger la seguridad del mandatario, buscando también el respaldo y la unidad de los mexicanos para combatir al invasor que tenía un ejército de 30 mil galos y 18 mil traidores nacionales, que ya habían empezado a apoderarse del país

El 9 de junio de 1863 el Presidente Juárez llega a San Luis Potosí y el Ejército Francés el día 13 de ese mismo mes ingresa a la Ciudad de México. Siendo recibidos con vítores y flores por los miembros de las clases poderosas y por la iglesia, que les realizó misas con la asistencia en pleno de las altas autoridades eclesiásticas, en un gesto lacayuno y vergonzante, sin condolerse siquiera de los sufrimientos de nuestro pueblo. Al contrario, formaron una Junta Superior de Gobierno y una Asamblea de Notables, la cual emitió el siguiente decreto: La nación mexicana adopta por forma de gobierno la monarquía moderada, hereditaria, con un príncipe católico; 2.- El Soberano tomará el título de Emperador de México; 3.- La corona imperial de México se ofrece a S.A.I y R. el príncipe Fernando Maximiliano, Archiduque de Austria, para sí y sus descendientes; 4.- En el caso de que por circunstancias imposibles de proveer, el Archiduque Fernando Maximiliano no llegase a tomar posesión del trono que se le ofrece, la nación mexicana se remite a la benevolencia de su majestad Napoleón III, emperador de los franceses, para que le indique otro príncipe católico.

Durante los 6 meses que el Presidente Juárez mantuvo su gobierno en San Luis Potosí, además de sostener una férrea defensa contra los ataques enemigos coordinó con eficacia a las diferentes fuerzas militares de las entidades liberales de la república, ante el avance de los franceses, la Caravana de la Libertad reinició su marcha a Saltillo, teniendo que enfrentarse al traidor Vidaurri gobernador de Nuevo León, quien en un acto autoritario se había anexado al estado de Coahuila y pretendía hacer lo mismo con Durango, sin embargo en su peregrinar don Benito contó con apoyo de fuerzas republicanas y de patriotas como el general Jesús González Herrera, Andrés S. Viesca, Ildefonso Fuentes y José María Patoni de Durango, quien preocupado por la deslealtad de Vidaurri, se dedicó a preparar el arribo a la Comarca de la República Itinerante, precisamente a la Hacienda de Santa Rosa de Lima, con el apoyo total de su dueño don Juan Ignacio Jiménez, que por ese hecho estuvo a punto de ser muerto por Vidaurri, quien al triunfo de la república fue fusilado por la espalda, hincado y vendado de los ojos, como mueren los traidores.

En Santa Rosa, ese día 4 de septiembre de 1864, se formó el Primer Cuerpo del Ejército de Occidente para enfrentar a los invasores, contribuyendo ese hecho a incrementar la gloria de la visita, misma que quedó grabada en nuestra historia patria para orgullo de los gomezpalatinos, y registrada con todos los honores, en nuestras páginas más luminosas y significativas.

Una centuria más adelante, el 15 de septiembre de 1968, aconteció la más grave y dramática contingencia jamás sufrida en La Laguna, la terrible inundación del río Nazas, fenómeno atmosférico que causó daños a más de cien mil habitantes de esta región, provocando una colosal emergencia entre los pobladores cercanos a su cauce, que abarca más de 200 kilómetros desde la Presa del Palmito, Dgo., (Lázaro Cárdenas) hasta la Laguna de Mayrán en Coah. Por su parte, el río Aguanaval que nace en las serranías zacatecanas, cruzando por tierras de nuestra comarca, inundaba poblados al oriente de Matamoros, Coah., e interrumpía la carretera Interoceánica Matamoros-Mazatlán a la altura de Congregación Hidalgo, cerrando el paso a Saltillo, Coah., mientras los vados inundados de la carretera Gómez Palacio-Jiménez. Chih., no permitían el tránsito al norte del país, al que solamente se podía acceder por la carretera 30, ruta Bermejillo-La Zarca, entronque con la carretera Panamericana vía Parral, Chih., con un enorme rodeo de cientos de kilómetros. Mientras, en Gómez Palacio, el Presidente Municipal Dr. Gustavo Elizondo Villarreal y el Inspector de Policía general Manuel Solórzano Soto, con el apoyo de funcionarios del Distrito de Riego, de constructores y empresarios, coordinaban esforzados trabajos de levantamiento de bordos, contando con la ayuda de la población en general, para tratar de contener los torrentes de agua, que de forma inminente llegarían en breve.

La situación se tornaba cada vez más delicada, las lluvias no cedían y los afluentes: ríos Oro y Ramos en la sierra duranguense continuaban descargando diariamente millones de metros cúbicos de agua al río Nazas, cuyo cauce estaba completamente superado, agravada la situación por el ciclón "Naomi" que ingresó a nuestro estado el día 12 de septiembre, agudizando el desastre, ya que por primera vez en el historial de la presa de El Palmito, se derramaban las aguas sin control por el vertedero, provocando que el río Nazas condujera caudales de 1,800 metros cúbicos por segundo, incrementada la inquietud con respecto a la fortaleza de la recién construida presa Francisco Zarco que recibía ese tremendo bautizo. La angustia que estaban viviendo las comunidades rurales y las poblaciones afectadas era mayúscula, al anegarse las labores con la pérdida total de cosechas y ganado que no había podido ser resguardado. Pero la tragedia mayor estaba por presentarse, la tarde noche del día 15 de septiembre los bordos cedieron y Gómez Palacio empezó a ser inundado por las aguas del Nazas, subiendo el nivel de las mismas a una altura de un metro y cuarenta, lo que afectó las colonias El Campestre, Las Rosas y la colonia Juárez, que estaban en al antiguo cauce del Nazas, derivando a la colonia Santa Rosa que gradualmente quedaba entre las aguas y su evacuación era incontenible por el consiguiente derrumbe de casas. Igual sucedía en el municipio de Lerdo con graves problemas en su zona rural, pues fueron evacuados los poblados de El Rayo, La Loma, 6 de Enero, San Jacinto, Salamanca, Juan E. García, Sapioriz, Carlos Real y Las Piedras, con muchas casas de adobe y carrizo dañadas y la pérdida total de las cosechas de tomate, algodón, maíz, hortalizas y forrajes, dependiendo totalmente de la ayuda que se les pudiera proporcionar para su subsistencia, en una situación similar al resto de los municipios, igualmente en desgracia.

En San Pedro de las Colonias, Coahuila, la población total fue evacuada al Puerto de Ventanillas y a la estación Talía, desplazando forzadamente a más de 60 mil personas coordinadas por el Ejército Federal, Policía Federal de Caminos y Ángeles Verdes de la Secretaría de Turismo, primeros organismos oficiales en el sitio. En general la respuesta del gobierno fue eficiente, exceptuando al de Durango, ya que el gobernador Alejandro Páez Urquidi no respondió a las peticiones de ayuda, caso contrario al del gobernador de Coahuila don Braulio Fernández Aguirre, quien tuvo un comportamiento ejemplar y humano, como correspondía a su notable trayectoria política que le ganó el reconocimiento de la sociedad lagunera. Gracias a la Dirección de Aeronáutica y del Espacio (NASA) de los Estados Unidos, que colaboró ampliamente con la Secretaría de Recursos Hidráulicos al mando del Ingeniero Benjamín Ortega Cantero, se pudo saber que uno de sus satélites artificiales detectó que las lluvias torrenciales pusieron en peligro a las ciudades de Gómez Palacio y Torreón, y si no se hubiera cerrado la presa Francisco Zarco, que estaba en etapas finales de construcción, el daño habría sido mayor. Esa valiosa información junto con la confirmación de que ya no llovería, ayudó a la toma de decisiones acertadas. ¡La Laguna se había |salvado! Lamentablemente a cinco décadas de la tragedia del 68, no se ha avanzado mucho en cuanto a las previsiones necesarias para corregir esa problemática, en el área urbana prevalece la falta de un drenaje pluvial y canales y acequias no reciben el mantenimiento requerido en el área rural, ojalá que la dañina situación no se vuelva a presentar ya que sus consecuencias fueron muy lamentables y lesionaron severamente nuestra menguada economía.

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