Confiar en tu instinto ayudará cuando te pidan hacer planes. (ARCHIVO)
Luego del fin de semana, de regreso al trabajo o a la universidad, es muy común que algún compañero te pregunte qué hiciste en tus días libres, mientras en tu mente repasas la lista de actividades “chill”, como quedarse en casa viendo tu serie favorita, leyendo o quizá sólo descansando, lo que se denomina como la era “JOMO”.
“JOMO”, etapa también conocida como la alegría de perderse acurrucado en mantas y copas de vino, es una actividad correlacionada con los estadounidenses, quienes ven esto como un símbolo de estatus, según datos sobre el tema.
La falta de energía y tiempo para socializar, además del calendario caótico en el que nos apoyamos, en teoría convierte el plan de quedarse en casa en algo positivo y relajante.
“FOMO” es otra muestra de esta investigación, la cual se refiere “al miedo a perderse”, lo que puede afectar levemente nuestra salud mental, ya que un estudio descubrió que sobreestimar la conexión social de otras personas puede producir sentimientos de soledad y una sensación de bienestar disminuida, por ejemplo; aceptar hacer algo con tus amigos para darte cuenta más tarde que no querías es muy normal, por lo que decir “Sí “ tiene que ver con complacer a los demás, sentir la presión en el momento para encontrar una respuesta.
Cuando terminamos cancelando los planes que tenemos, lastimamos a otros en el proceso, un “JOMO” que se convierte en problema cuando desgasta nuestra convivencia social y a largo plazo crea un problema mayor, ya que estudios demuestran que las relaciones sólidas son el mayor predictor de la felicidad.
Cancelar podría lastimar tu relaciones con esa persona, por lo que es importante tomar en cuenta que esa acción causa más daño que decir previamente “no”.
“La gente a menudo piensa que es más fácil decir que sí que experimentar la incómoda sensación de decir no”, afirma Sophie Chiche, psicóloga y coach de vida con sede en Los Ángeles.
Confiar en tu instinto ayudará cuando te pidan hacer planes, no digas que sí a cosas que no estás seguro de hacer. La tecnología nos brinda la ventaja de tener más tiempo para pensar si queremos hacer algo, y nos evita estar cara a cara con una persona que quizá su presencia te obligue a decir rápidamente que sí.
