Dividido, el Consejo de Seguridad de la ONU abordó ayer por primera vez la crisis en Nicaragua, con EU y sus aliados denunciando las acciones del Gobierno de Daniel Ortega y con países como Rusia acusando a Washington de injerencias. “El Consejo de Seguridad no puede ser un observador pasivo mientras Nicaragua sigue descendiendo hacia un Estado fallido, corrupto y dictatorial, porque sabemos a donde lleva ese camino”, defendió en la sesión Nikki Haley, la embajadora estadounidense.