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Crónica Lerdense

La guerra de Reforma y las expropiaciones de haciendas

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JOSÉ JESÚS VARGAS GARZA

Desde 1855 empezaron a llegar los liberales al escenario político nacional y las reformas en materia agraria, así mismo las luchas sociales por la tierra adquiriendo mayor relieve en el norte del país, a pesar de no haber tenido consecuencias inmediatas; pero sí, se dio en aquel momento la acción reformadora dirigida a la expropiación de los bienes de la Iglesia, ya sea por la fuerza política que los grandes propietarios mantenían en aquellas regiones. Sin embargo, a partir de esta época aumentaron las demandas a los nuevos gobernadores liberales del norte para abstenerse de posesión legal de terrenos fértiles. Y el episodio de la Guerra de Reforma o de los Tres Años de nuestro país, fue una sangrienta lucha donde hubo confrontación sin cuartel entre conservadores luchaban por la permanencia del estado de cosas de la Colonia, y liberales buscaban la transformación social hacía una estructura política moderna, con énfasis en el mercado externo, acontecimiento histórico que tuvo lugar de 1857 a 1860, siendo Presidente Interino de la República Benito Pablo Juárez García, quien encabezando a los liberales defendió su gobierno.

En ese sentido en 1859 se tuvieron algunos hechos bélicos en nuestra región, como fueron en las haciendas de San Fernando y Santa Rosa y Mapimí, donde se registraron combates por fuerzas liberales contra los conservadores. En esa época Miguel Miramón, había asignado a Domingo Cajén, de origen español, el cargo de Comandante y Gobernador Militar de Durango, personaje que fuera reclutado por los conservadores. Cajén ostentaba una personalidad de sanguinario y cruel, quien utilizó sus fuerzas iniciando la ocupación de diversas haciendas. En esta etapa los lugareños fueron testigos de varios enfrentamientos, siendo uno de ellos el 11 de abril de 1860, dándose una de las batallas sangrientas entre las fuerzas liberales del Ejército del Norte y las que capitaneaba el conservador Domingo Cajén en esta región, además de un grupo de bandoleros llamados Tulises, que estaban a favor del bando conservador.

Las fuerzas de Cajén, en este hecho habían tomado la hacienda de San Fernando y contaban con una caballada muy superior. Mientras el Teniente Coronel liberal Máximo Campos Navarro sus animales estaban en mal estado a causa de la fuerte sequía, la falta de pastura, y habían estado de por medio las grandes jornadas, cuestiones que aprovechó al enemigo conservador para sorprender a los soldados exploradores que se tenían apostados a veinticinco leguas para observar los movimientos de las huestes de Cajén. Ante esa situación, a Campos Navarro apenas le dio tiempo para montar la Compañía de Caballería Rifleros de Parras, y el batallón ligero salió para auxiliar al escuadrón liberal que dirigía el comandante Anacleto Morales, quien en ese entonces defendía el punto de la hacienda de San Fernando, y que se encontraba cerca de La Loma batiéndose contra los conservadores, y en forma desesperada ejecutó la retirada. Las fuerzas liberales ante tal situación lo creían todo perdido, pero hicieron un esfuerzo y consiguieron salvarse de las garras de los bandidos. En esta acción, el enemigo conservador sufrió un fuego vivo y se le hicieron algunos muertos, habiéndoles derrotado, pues el resto de ellos huyeron en dispersión por distintos rumbos.

Como a las tres de la tarde Campos ordenó a la caballería a su cargo que se situara con una pieza en el llano, ejercitando una escaramuza para ver la posibilidad de sacar al enemigo del interior de la hacienda de San Fernando, lo que le pareció fácil, pues dio una inteligente batalla que duró hasta las oraciones de la noche, donde sufrieron las fuerzas de Campos tres cargas de parte del enemigo, a las cuales resistieron los valientes soldados. Al siguiente día el coronel Campos recorrió el campo encontrándose cuarenta y un muertos que se le hicieron al enemigo conservador, entre ellos dos capitanes y un alférez, diez y siete prisioneros, treinta y cinco lanzas, veinte mosquetones y treinta caballos ensillados. Por la parte del Ejército del Norte, se lamentaron la muerte de trece soldados. La Guerra de Tres Años se terminó el 1/o. de enero de 1861, con la entrada a la Ciudad de México del General Jesús González Ortega.

En 1861, la sequía determinó otros conflictos entre los mismos latifundistas de la zona, puesto que Juan Ignacio Jiménez, también víctima del fenómeno, trató de aprovechar desde 1862 toda agua disponible del Nazas, obstruyendo el cauce del río a la altura de la presa de la hacienda Santa Rosa y desviando el agua hacía sus propias tierras. Las aguas del Nazas, por otro lado, eran indispensable para poder regar las haciendas de Zuloaga que estaban a lo largo del tramo medio interior. El mismo Zuloaga se dirige al Jefe Político de Viesca con el objeto de que interviniera para restablecer el curso natural del río, peticiones que se presentaron a menudo cuando las haciendas entraban en conflictos trataban de transformar las cuestiones de interés personal en problemas de carácter político mas general. De acuerdo con Zuloaga, sugería que la forma de resolver la controversia sobre el agua, era redefinir los límites de los estados de Durango y Coahuila, desplazando la línea divisoria entre los estados al lugar denominado Boca de Raymundo.

En ese entonces la Boca de Raymundo se encontraba a una legua arriba del límite entre los estados de Durango y Coahuila, siguiendo el curso del Nazas y el trecho entre este punto y la Boca de Calabazas era la verdadera línea divisoria, donde se conservaba el agua casi todo el año. Este conflicto superó las expectativas del acuerdo de 1852, convenio formulado entre Flores, Jiménez y Zuloaga con respecto a los límites de sus respectivas propiedades y al uso del agua, habiéndose inoperante a causa de la sequía. Ante esta situación, los núcleos de población rural de las haciendas cercanas a la Boca de Calabazas habían alcanzado una entidad considerable, haciendo que el régimen servil interno se volviera cada vez más inestable. Con el objeto de moderar el dominio del latifundio entre la población rural, al iniciar la época de la intervención francesa, el gobierno liberal en el Estado de Durango, a cargo como gobernador el General Domingo Silva, expidió un decreto el 13 abril de 1863, para expropiar los terrenos por el interés público y una equitativa distribución de la propiedad territorial, con parte de las haciendas de San Juan de Avilés y Santa Rosa, ambas propiedades de los latifundistas Juan Nepomuceno Flores y de Juan Ignacio Jiménez, respectivamente, para crear dos nuevas municipalidades libres,

En el decreto publicado en el Periódico Oficial con el No. 134 del 16 de abril de 1863: Se erigió en el Partido de Mapimí dos nuevas municipalidades: Zaragoza, con un territorio formado por las haciendas y ranchos siguientes: San Juan de Avilés, cabecera; San Fernando, San Carlos, San José de los Ángeles, San Juan de Casta, San José de la Goma, El Ranchito, Hacienda de La Loma y el Refugio; y Juárez, conformada con Santa Rosa, cabecera; San Ignacio, Leocadìas, San Sebastián, Arenal, Vacas, Arcinas, Santa Cruz, Sacramento y Renoval. Es así, como cada una de las cabeceras, las nombraron "Villa de Avilés", y "Villa Juárez", respectivamente. La opulencia alcanzada por Juan Nepomuceno Flores lo convirtió en un frecuente medio de obtención de recursos por parte de los ejecutivos locales, como en el año de 1863 en que, irónicamente, el gobernador y comandante militar de Durango, general José María Patoní, le impuso, como a otros ricos propietarios, un préstamo forzoso para mandar auxilios pecuniarios al ejército mexicano que luchaba en contra de la Intervención Francesa. Sin embargo, Juan Nepomuceno Flores, como buen conservador mantuvo acantonadas las brigadas de franceses en su hacienda de San Juan de Avilés y en algunas otras.

Por lo tanto, Juan N, Flores con estas acciones sufre las consecuencias del Gobierno liberal del estado de Durango, al expropiarle por medio de decreto la Hacienda de San Juan de Avilés, para implantar el municipio de Zaragoza, quien recurrió al amparo federal. En los hechos históricos de la Guerra de Tres años y la Intervención Francesa, Flores apoya la causa de los conservadores, distinguiéndolo como Presidente del Consejo Departamental del Imperio de Durango, el 4 de Junio de 1864.

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