Siglo Nuevo

Los muertos hablan

Pautas de la autopsia psicológica

Foto: Stefano Pollio

Foto: Stefano Pollio

POR JUAN EUSEBIO VALDEZ VILLALOBOS

Su definición describe al método para investigar en retrospectiva las características de la personalidad y las condiciones que en vida tuvo un individuo. El objetivo es acercarse a la comprensión de las circunstancias de su muerte.

Dejo mis discos a mi novia

Dejo mis libros a mis hijos

Dejo mis hijos a mi novia

Para que puedan poner discos.

Dejo mi sombra en la pared

Un fantasma sobre el Botedex

Una pregunta que te hice y no supiste responder.

Y tres o cuatro canciones a medias, un par de ellas no están mal

Hablan de cosas que parecen serias, pero en el fondo dan igual

— Mabuse, Los punsetes

“A final de cuentas la finalidad de la autopsia psicológica es saber quién fue el occiso, los muertos hablan”, asegura Ismene Moreno López, criminóloga y catedrática universitaria. Me recibe en la sala de su casa. El fresco interior es un oasis, afuera queda el desierto con sus 45 grados a la sombra.

Es un hecho que somos todo lo que hacemos y dejamos de hacer. Somos lo que consumismos, ya sea televisión, libros, música. Las relaciones que nos rodean, sean cercanas o no, nos definen como personas. Todo en la vida son las decisiones que tomamos desde nuestra esencia, y toda nuestra acción deja algo de nosotros en el mundo. Aún después de la muerte podemos expresarnos.

Ver en la televisión a los detectives de las series llegar a conclusiones descabelladas aunque certeras partiendo de unos cuantos elementos es como atestiguar un ejercicio en el que alguien va armando un rompecabezas que parece imposible. Pareciera que el mágico procedimiento de los seriales de investigación es producto de la mente de un guionista de Hollywood y no lo que es en realidad: un proceso que es usado desde los cincuentas, por iniciativa del médico forense Theodore Curphey, que estudió diversos decesos posiblemente ligados a sobredosis.

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Médico forense Theodore Curphey. Foto: Los Angeles Times, MBR / McClatchy-Tribune News Service

Este científico trató de definir si aquellas muertes eran accidentales, suicidios u homicidios. Estableció las líneas elementales para la investigación con las aportaciones de Robert Litman, aquel que denominó al método como una “autopsia psicológica”. Su definición describe al método para investigar en retrospectiva las características de la personalidad y las condiciones que en vida tuvo un individuo. El objetivo es acercarse a la comprensión de las circunstancias de su muerte.

TODO DEJA RASTRO

Mientras la licenciada continua con su explicación, mi mirada se interesa en los detalles de aquella habitación de color amarillo. A mi alrededor hay fotos familiares, cuadros con sus fruteros suculentos, imágenes de niños que juegan. Si hoy encontraran un cuerpo en ésta habitación, en medio de la sala, ¿qué dirían los criminólogos encargados del peritaje?, ¿qué les diría ese póster gigantesco del Popocatépetl besando a su prometida Iztaccihuatl?

“El estudio va encaminado a saber quién era, cómo vestía, qué tipo de actitud tenía, a qué se dedicaba; lo importante es saber quién era esa persona tres días antes de morir. Todo se hace con ayuda de entrevistas a familiares, a personas cercanas, la revisión de redes sociales. El fin es saber la personalidad del occiso, el entorno”, comenta la rubia criminóloga, mientras mueve sus manos para reforzar cada frase.

La labor del detective forense es muy similar a la realizada por el psicoterapeuta cuando, frente a él, hay un paciente que dejó de ser, dejó de vivir. Sin embargo, en el devenir de ese individuo hay como migas de evidencia psicológica y es posible deducir la ruta de su existencia. La forense se adentra en el medio, allí donde se desenvolvió quien ya no está con nosotros, aborda a quienes fueron su motivación o los causantes de su muerte. Alguna vez te has preguntado ¿qué dirá la gente cercana a ti si mueres? Bueno, el criminólogo se encarga de obtener respuestas a esa pregunta.

Cabe recordar que el proceso es utilizado por los peritos forenses cuando hay dudas en torno al evento funesto. ”El tiempo que pasa es la verdad que huye”, dice la experta y recalca la importancia de ser veloces, de poner a resguardo los elementos que serán de utilidad al momento de arrojar el diagnóstico de la muerte.

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Detrás de cámaras de la serie La ley y el orden. Foto: Getty Images

Cuestiones a discriminar son la sospecha de asesinato o la opción de que se haya quitado la vida. “Me ha tocado trabajar en lugares donde aparentemente es suicidio, pero conforme se van recabando testimonios de testigos, vecinos, amigos ya no es tan claro. Algo que nosotros tomamos muy en cuenta es el espasmo cadavérico, es determinante, el suicida, por lo general, al momento de fallecer aún sujeta el arma de fuego”.

La contracción abrupta, fenómeno vital debido a la estimulación nerviosa causada por un evento estresante que ocurre antes del deceso, aparece al instante de que el cuerpo pierde la vida. Es el último movimiento vital registrado. Si estos fueran mis últimos minutos, para la criminóloga Moreno sería importante conocer cuáles fueron mis últimos actos, la última posición de mi cuerpo, los últimos pasos que dí.

“Hay personas que vemos muy alegres en la calle o en una fiesta, pero a lo mejor no son lo que aparentan”, dice la experta. De sus palabras es posible extraer que la muerte parece ser el mejor guía, uno que busca dejar en claro quiénes fuimos, echar a andar hacia atrás es la ruta segura para definir nuestro perfil en vida.

Ahora no parecen tan mágicos los métodos utilizados por los personajes de La ley y el orden, serie estadounidense. Son la imagen de un científico que propuso reconstruir esas vidas ya perdidas.

CONCLUSIONES

Al terminar la entrevista, la especialista ofreció acompañarme hasta donde había estacionado mi auto. Antes de despedirnos hizo un último apunte: “El fin de la criminología es prevenir el delito”.

Subí al coche. Puse rumbo a mi casa. En el camino las palabras de Ismene Moreno siguieron resonando en mi cabeza. ¿Qué dirán todos los muertos que nos dejó la violencia de años recientes? ¿Qué rastro nos habrán dejado que aun hoy día es difícil hablar de estos temas sin sentir un escalofrió en nuestra espalda? Para pensar en cambiar y prevenir es necesario vencer al miedo y al dolor. No sólo censurar y querer olvidar. Para entender los fenómenos de la vida es necesario atender a la parca.

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