Cosmética del Asia profunda

En los últimos años, la mayor conciencia social por el medioambiente y la salud ha influido en el uso creciente de cosméticos naturales y orgánicos a nivel mundial.

Sin salir de los bosques tropicales, las comunidades que los habitan aportan a la industria cosmética global ingredientes, conocimientos y hasta un vínculo renovado con la naturaleza en la elaboración de cremas faciales, jabones o aceites.

Tradicionalmente los productos de belleza e higiene solían obtenerse de plantas, animales y minerales, muchos de ellos de origen forestal, pero la industria se encargó luego de llenar el mercado de sustancias sintéticas, sobre todo derivados del petróleo y el gas natural.

En los últimos años, la mayor conciencia social por el medioambiente y la salud ha influido en el uso creciente de cosméticos naturales y orgánicos a nivel mundial, según un estudio recogido por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Si en 2014 ese sector tenía un valor estimado de 460 mil millones de dólares, para 2020 podría alcanzar los 675 mil millones de dólares.

Las comunidades forestales han visto en esa tendencia una oportunidad de aumentar sus ingresos, como en la reserva de la biosfera Nilgiri, en el sur de la India.

DESARROLLO

Allí los indígenas viven de la agricultura, la artesanía o el pastoreo, pero "siempre en coexistencia con los bosques" y "conectadas con la naturaleza", sostiene Shiny Rehel, coordinadora de un programa en la zona de la fundación Keystone.

Rehel ayuda a la población local a potenciar el uso de una especie conocida como jaboncillo, que sirve para limpiar y lavar, o bien como medicina o pesticida.

Espino amarillo. Foto: Archivo Siglo Nuevo

"Necesitamos desarrollar el producto, ya que todavía tenemos una receta básica, y añadirle valor, pues una vez recogido se sigue comercializando como materia prima" a través de intermediarios que la llevan hasta países como Bélgica o Alemania con el sello de comercio justo, precisa.

En su opinión, esos grupos de personas vulnerables aún deben aprender el refinado de la mercadería, ya sea un champú de hierbas o un jabón, y guardar la documentación para defender sus derechos intelectuales, sin descuidar otras tareas como evitar la sobreexplotación del recurso o almacenarlo en buenas condiciones.

Nola Andaya, asesora del Programa de Intercambio de Productos no Madereros, aseguró que "los conocimientos tradicionales continúan inspirando la industria de los cosméticos, vinculada con la del bienestar", y han movido 3 mil 700 millones de dólares en 2018.

NATURALES

Un estudio de esa red de 60 oenegés examinó las perspectivas que ofrecen distintos insumos de origen forestal en la región Asia-Pacífico para el cuidado de la piel, del cabello y del cuerpo en general.

Se puede aprovechar el espino amarillo, un arbusto de ramas espinosas y frutos o bayas de color ambarino que crece en el Himalaya. De él se obtiene un aceite esencial con antioxidantes, nutrientes y demás propiedades para la regeneración de la piel. Su carga de vitamina C es mayor que la del limón, posee ácidos grasos insaturados, betacarotenos y vitamina E, de ese modo se evita el envejecimiento de la piel. Es ideal para epidermis seca, ayuda a la suavidad y flexibilidad del órgano más grande del cuerpo humano.

Esponja de konjac. Foto: Karmameju

En Camboya, el konjac es un aporte inestimable. Si bien su utilidad más difundida se ubica en el terreno de las dietas para adelgazar, en el ramo cosmético tiene un lugar reservado. Las esponjas a base de esta planta sirven para exfoliar la piel del rostro y del cuerpo, es decir, contribuyen a efectuar una limpieza profunda. No causan irritación ni perjuicio alguno al cutis, ya que su textura es extremadamente suave.

El lanzonés de Filipinas se destaca por su contenido de vitamina C, lo cual hace de este fruto una opción a considerar para alguien con problemas de resequedad. Su aporte de vitamina A contribuye a mantener saludable la piel.

La cúrcuma de la India, que no es extraño ver mezclada con miel, leche o coco, es considerada la planta con más propiedades del planeta. Su oferta de antioxidante es notable y tiene un elevado prestigio como exfoliante. Se usa para tratar granos, eczema y dermatitis, entre otras afecciones cutáneas. En territorio indio ha estado ligada durante mucho tiempo al embellecimiento de la piel, es definida como un tratamiento barato y natural que conduce a la epidermis ideal. Se puede aplicar como máscara facial para tez grasa o como mascarilla para piel seca en la reducción de arrugas y líneas de expresión.

El sándalo es otra esencia con nicho de mercado a nivel internacional, una opción adecuada entre las mejores plantas para el cutis y la belleza en general. Su aceite suele estar presente en la elaboración de perfumes. Ejerce una acción fortificante y calmante en caso de irritación, inflamación o males cutáneos.

RIESGOS

El ideal es que no se repita lo que pasó con ésta última planta, que llegó al agotamiento de su comercio en el siglo XIX, en ese entonces la falta de regulación y los precios lucrativos hicieron que las reservas en las islas del Pacífico quedaran diezmadas.

La tribu de los Dzao rojos. Foto: Haute Culture Fashion

Ahora, lo poco que se produce en esos lugares, sobre todo en Vanuatu, procede principalmente de los bosques, mientras que en Australia se ha establecido una gran plantación para sacarle partido.

En Vietnam, la tribu de los Dzao rojos ha encontrado un filón turístico en sus baños a partir de una variedad de hierbas medicinales recolectadas en el bosque y, para reforzar su negocio, se han constituido en una empresa.

También han sido construidas fábricas de procesamiento y empaquetamiento en los propios países tropicales, dijo la experta indonesia Nuning Barwa, ante la expectativa de que el mercado de lo orgánico y natural mueva en el mundo 20 mil millones de dólares para 2024.

Andaya se muestra, no obstante, cautelosa, puesto que las comunidades luego reciben muy poco en comparación con el alto precio que se llega a pagar por esos productos y necesitan acceder a los recursos y conocimientos (lo que no siempre es posible) para cumplir los estándares y defender la calidad de su mercancía ante otros competidores.

Extraer beneficios del ámbito natural y con sostenibilidad, sin embargo, es una oportunidad que no se puede perder y una tendencia que llegó para quedarse.