Siglo Nuevo

Ricardo Ravelo

Foto: Secretaría de Cultura de Ciudad de México

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YOHAN URIBE JIMÉNEZ

Con olfato y perseverancia ha conseguido que los lectores lo sigan y lo tengan como uno de los referentes que ayudan a entender la realidad de México. Ahora, Ricardo Ravelo publica la segunda entrega de Los incómodos, bajo el sello editorial de Planeta. De nueva cuenta, el periodista, desde el otro lado del planeta, abre un espacio en su agenda para conversar con Siglo Nuevo sobre este nuevo libro que, como siempre, se convierte en una lección de periodismo de investigación.

Hijos de la corrupción institucional, los gobernadores César Duarte (Chihuahua, 2010-2016), Roberto Sandoval Castañeda (Nayarit, 2011-2017) y los hermanos Moreira: Rubén (Coahuila, 2011-2017) y Humberto (Coahuila, 2005-2011) fueron cobijados por el poder central de este país: la Presidencia de la República. Enrique Peña Nieto conocía el desastre financiero que enfrentaban esos estados; guardó silencio, un silencio cómplice para sepultar las más atroces corruptelas.

Protección abierta al crimen organizado, impunidad para estafadores que robaron el dinero del pueblo, desvío de recursos para apuntalar negocios privados dentro y fuera de México, hasta la constitución de un banco mediante recursos públicos. Estas son algunas hazañas de la peor clase política que ha gobernado este país.

¿Hay alguna mente maestra detrás de todos ellos? ¿Quién les enseño a robar?

Ricardo Ravelo responde a esas preguntas y presenta la segunda y última parte de una investigación con datos, entrevistas y declaraciones inéditas. El contenido dibuja tan sólo cuatro perfiles de las largas filas que forman la clase gobernante priista, la casta ingobernable, la camada incómoda.

De nueva cuenta una investigación que incomoda al actual sistema...

Lo que se documentó, con estás cuatro historias nuevas del segundo tomo, me parece que es más de lo mismo en cuanto al tema de la corrupción y el narcotráfico. La única diferencia es que los protagonistas cambian. Observo un modus operandi muy parecido en cuanto al fenómeno de la corrupción; como si el proyecto de desviar dinero público hubiera sido planeado por una sola cabeza para cumplir ciertos fines políticos y electorales. Por el lado del tema de la inseguridad, se observan situaciones similares a las de Veracruz, Chihuahua, Qintana Roo, una misma forma de proteger al crimen organizado, creo que en esto es muy claro como Humberto Moreira y su hermano protagonizaron dos sexenios caracterizados por abrir las puertas del estado a un cartel, en este caso los Zetas.

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Foto: La Unión Noticias

En el tema de la seguridad, en el caso de Coahuila, ¿hay elementos jurídicos?

Aún cuando ellos lo han negado, me parece que hay más de un elemento documentado dentro y fuera de México que da cuenta de que los Zetas operaron en Coahuila con absoluta protección. Llegaron a Coahuila justo cuando Humberto Moreira tomó posición como gobernador, antes de su arribo al poder otros grupos criminales operaban allí. Si no me falla la memoria eran los carteles de Juárez y Sinaloa, después hay un punto de quiebre en el que estos dos grupos se empiezan a enfrentar en ese estado, lo sabemos por los secuestros y atentados, el más significativo el de Enrique Ruiz Arévalo, jefe antisecuestros en La Laguna, ese es un parteaguas que indica la llegada de los Zetas a ese estado.

Rubén Moreira se deslindó del sexenio de su hermano, incluso un pleito público, ¿crees que fue simulado?

Mira, es precisamente Rubén Moreira quien confirma que su hermano Humberto operaba con el crimen organizado, él mismo lo acusa públicamente, lo señala. Hay por ahí algunas declaraciones bastante elocuentes, incluso diría yo bastante arriesgadas, pero no por ello carentes de veracidad. Cuando dice, por ejemplo, que estuvieron casi al punto de perder el control político del estado, el control social, económico. El narcotráfico realmente se metió hasta el fondo a operar, Rubén dice que en el sexenio de su hermano tenían un desplazamiento de la clase política y un sector empresarial infiltrado, cuerpos de policía totalmente cooptados, el crimen era prácticamente dueño de Coahuila.

Él (Rubén Moreira), trata de marcar una diferencia, como bien dices, con respecto al sexenio de su hermano, pero no lo logra porque la herencia de Humberto fue muy fuerte. Rubén gobierna, pero más de una voz sostiene que lo que encabezó fue un co-gobierno, porque no pudo limpiar todo lo que dejó su hermano. Y bueno, obviamente enfrentó situaciones complicadas, amenazas de muerte, etcétera, trató de equilibrar ciertas cosas, pero bueno, lo que hay que decir es que Rubén Moreira tuvo que pagar los platos rotos en este caso y de alguna manera gobernó, pero gobernó con el enemigo adentro, tuvo que tolerar cosas, ceder espacios, no tuvo más alternativa que negociar la gobernabilidad, de otra manera lo hubieran matado o se hubiera armado un verdadero caos en Coahuila. Digamos que, por sobrevivencia política, Rubén tuvo que negociar para gobernar seis años.

El candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade, dice que Rubén fue un buen gobernador…

Me parece que Rubén, al igual que su hermano, es otro personaje que ha gozado de la impunidad absoluta del poder; su hermano Humberto fue protagonista, además del tema de la seguridad, de la deuda, es uno de los estados más endeudados del país a partir de prestamos que incluso se gestionaron con documentos falsos. No obstante las investigaciones dentro y fuera del país, ha gozado de impunidad. Ahora, Rubén, esta muy pegado a José Antonio Meade. Como Manlio Fabio Beltrones, señalado por desvío de dinero de Chihuahua para las campañas electorales, ha encontrado en el candidato del PRI a la presidencia, una forma de estar vivo y vigente políticamente.

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Foto: EFE/Alex Cruz

¿A César Duarte se le podría definir como el gran protegido del sexenio?

Es al que han estado protegiendo mucho desde la Presidencia de la República por una razón fundamental, en Chihuahua se tiene el único caso documentado donde se estableció la ruta de los delitos electorales de buena parte de los exfuncionarios de su gobierno que hoy están presos. Pero lo verdaderamente significativo está en los vínculos con personajes del gabinete federal, y exlíderes del PRI; ésta ruta, de haberse seguido, hubiera llegado a Manlio Fabio Beltrones, Luis Videgaray y otros.

Me parece que la Procuraduría General de la República lo que hace es cortar las investigaciones, eso explica porque cancelaron las carpetas de investigación federal contra el exgobernador de ese estado, quien está acusado por delitos del fuero común en Chihuahua. Hay que recordar que a nivel federal hace unos meses cancelaron las investigaciones; este carpetazo federal confirma el cobijo presidencial a un personaje que vive sin preocupaciones en Estados Unidos.

¿Tiene vida política el PRI mientras siga protegiendo a estos personajes?

Debemos tener en cuenta que se trata de un grupo político muy importante. De alguna manera, José Antonio Meade tenía que arroparse con lo que él considera un grupo determinante, si no para ganar la presidencia sí para mantener un equilibrio y un control en las cámaras, en el Congreso. Creo que no es un tema del que no estén conscientes, en la política se actuá, como bien dices, con simulación, es el juego del cinismo abierto, y esto es lo que ha caracterizado a buena parte de la clase política priista, no obstante que han enfrentado señalamientos muy claros, siguen impunes, siguen siendo personajes tomados en cuenta, esa vieja guardia del partido es la que permite a cualquier candidato encabezar un proyecto.

Escribes sobre Roberto Sandoval, ¿le queda la etiqueta de amigo del poder?

Todo mundo sabe que Roberto Sandoval fue un político que no levantó sino hasta que se hizo amigo de Peña Nieto, ahí fue cuando empezó su verdadera carrera política. Fue alcalde de Tepic y tuvo algunos cargos menores, pero su vínculo con Peña Nieto es lo que lo encumbra y lo lleva a la gubernatura de Nayarit. Desde ahí es que se vuelve un hombre multimillonario, empieza a comprar propiedades, ranchos con ganado de alto registro, casas por todas partes, y empieza una vida de lujo, vanidad y dispendio que nunca se le conoció en los años anteriores. Los que lo conocieron tronado económicamente hablan de un antes y un después, a partir de la gubernatura logra un asenso impresionante, a través de desvío de recursos, de empresas fantasmas.

Ahí está el sello de la casa, un amparo que le otorga el Poder Judicial, un juez de alzada con el que le ponen freno a toda investigación posible en su contra. Esa decisión la tomaron en la presidencia, Peña Nieto es su amigo y su tutor político.

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En el caso de Nayarit, ¿es más dramático que la principal fuente de saqueo haya sido el campo?

Sí. En realidad hay un vínculo que no han querido indagar. Por ejemplo, se habla de una compra millonaria de vajillas de ganado de alto registro traído de Europa para Chihuahua, cuando llegaron a México las mantuvieron por un tiempo en los ranchos del hermano de Roberto Sandoval, en complicidad con el exgobernador César Duarte. También con la invasión de tierras, despojando a campesinos de zonas importantes con grandes bancos de agua, zonas ricas por su tierra fértil. Otro aspecto que no se puede descartar porque en su momento fue un escándalo importante es el de la protección al crimen organizado, primero al cartel de Sinaloa y luego al cartel Jalisco Nueva Generación.

Ahora se sabe que el exfiscal de Nayarit, Édgar Veytia, actualmente detenido en los Estados Unidos, era el encargado de las plazas, de cobrar al crimen organizado, de organizar secuestros, y era un hombre de todas las confianzas del gobernador Sandoval, no se puede pensar que no se tuviera conocimiento de su comportamiento.

Luego de los dos tomos de Los incómodos, ¿podrías decir que hay uno que le gane a todos?

Si vamos por perfiles, podría decir que el perfil de capo, capo, como gobernador, es Tomas Yárrington. En segundo lugar, con esa relación de narcopolítico, el caso de Eugenio Hernández. De ahí a Javier Duarte, un tipo que no tuvo límites en el saqueo del estado. Todos tienen diferencias muy pequeñas, es un mismo perfil, perverso, una generación de políticos sin ética, una palabra desconocida en ellos, da la impresión. Queda claro que la delincuencia organizada gobernó las entidades donde estuvieron estos personajes. Lo más triste es mi conclusión: entre los protagonistas del crimen organizado y estos políticos, no hay ninguna diferencia.

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