Mientras escribo veo el partido Dinamarca vs México, el último ensayo de ambas escuadras antes de su debut en la Copa del Mundo. Nada nuevo, nuestra selección como siempre a punto de hacer la jugada grande y siempre se queda en el proyecto, el balón va de un lado al otro, pero no hay profundidad, no hay verticalidad y los delanteros centros (en este caso Oribe Peralta) luchan, pelean, pero son Robinson Crusoes, en esa isla desierta que son los últimos metros en el ataque mexicano.
No hay opciones para cabecear con comodidad, mucho menos para llegar a empujar una pelota al fondo del arco. La falta de creación de jugadas de gol es una falla endémica en la historia de nuestro seleccionado nacional y para avanzar hay que recurrir a nuestra defensa y porteros que tienen que defender ventajas mínimas para lograr buenos resultados.
Oribe, Corona y Gio iniciaron contra los daneses y poco o nada inquietaron a la zaga vikinga, Dos Santos a perfil cambiado otra vez perdido y Corona por el otro costado enredándose en sus propios amagues, Peralta esperando un maldito centro, como sea, como venga y no llega nada. Si de por si nuestra historia en los Mundiales no pasa de la mediocridad con equipos con bases inamovibles, imagínense ahora con los continuos cambios de Don Juan Carlos. Ahora, aquí alguien podría decir "Ok, si con titulares indiscutibles no pasamos de pericos perros, ahora con las rotaciones del preacher quien quita y alcanzamos la ronda de los mejores ocho"
Sin embargo, el panorama pinta desgraciadamente igual a las últimas seis copas, una que otra emoción, uno que otro momento para echar a volar el patriotismo, "canta y no llores" y el consiguiente frentazo puntual e inmisericorde. Sigo viendo el partido, ya está en la cancha Rafa Márquez y las posibilidades de que este inconsciente de Osorio lo utilice por largos periodos de tiempo son alarmantes, cuando Rafa esta para tres minutos de homenaje y sus cinco copas nada más. Márquez sufrió terriblemente en su torneo de despedida en la Liga MX y perjudicó a su equipo por su lentitud y falta de ritmo. Cuando estamos para maximizar lo que se tiene se minimiza aún más con la convocatoria de futbolistas en franco deterioro como Rafa, Gio y Guardado.
Siguen pasando los minutos del Dinamarca vs México y Guillermo Ochoa es por mucho la figura del Tri, acostumbrado a la metralla en los últimos equipos que ha defendido, Ochoa es un experto bajo fuego, valiente y arrojado ofreciendo el físico para bloquear el tiroteo.
Pero en este momento Poulsen baila a Salcedo y a Gallardo y de zurda la cuelga del ángulo, ni Ochoa llega a esa. Ya está, uno a cero Dinamarca. Ahora Salcedo pierde la marca de Eriksen (el mejor de Dinamarca) ¡en un saque de manos!, Rafa luce como de granito y dos a cero. Los cambios terminan por desmoronar a la selección, mientras Osorio no entienda que no puede competir con dos equipos como el pretende, no existen 22 futbolistas mexicanos con la suficiente calidad de ser titulares un partido sí, otro no, tiene que tener catorce confiables y con ellos darle hasta que tope.
Lamentables los últimos minutos de México, una de "Chícharo" al palo y nada más. Rafa, exhausto; Fabián, errático hasta la desesperación; Corona lastimado del tobillo; "Chucky", chocando una y otra vez.
El próximo domingo contra Alemania inicia la Copa, ¡el próximo domingo! Dios nos ampare con este revoltijo de los mil demonios provocado por Ciro Peraloca.
Solo nos queda la esperanza de que de alguna manera, no sabemos cómo y en base en qué, México encuentre la cohesión y la sensatez que su técnico no le aporta. La única buena noticia es que por fin se acabaron los experimentos y se viene el tercer torneo en serio para Osorio y sus chavos, los otros dos anteriores, Copa América y Confederaciones fracasos estrepitosos.
Otra vez para nosotros los laguneros o bueno es que nuestro Santos es campeón y como quiera es como un antiácido a la hora de las agruras que se nos vienen.
