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Prevención de la obesidad infantil

Infancia con obesidad

¿Cómo combatirla y prevenir sus consecuencias?

Infancia con obesidad

Infancia con obesidad

LAURA PUENTES

Nuestro país ocupa el primer lugar en obesidad infantil y el segundo en obesidad en adultos, precedido sólo por los Estados Unidos. En México tres de cada 10 niños entre cinco y 11 años padecen sobrepeso u obesidad, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2016. Una situación alarmante debido a todas las enfermedades que se derivan de esta condición.

Medición

La obesidad se define como la acumulación anormal o excesiva de grasa que puede perjudicar la salud. La obesidad infantil se presenta desde la población en edad preescolar hasta la adolescencia

En los lactantes y los niños que están creciendo, la obesidad se mide según los "patrones de crecimiento infantil" de la Organización Mundial de la Salud (OMS): talla/estatura para la edad, peso para la edad, peso para la talla, peso para la estatura e índice de masa corporal para la edad y los datos de referencia sobre el crecimiento entre los 5 y los 19 años (índice de masa corporal para la edad).

“Se hace un diagnóstico en base a los pares, es decir, los niños deben de tener el peso de acuerdo a su estatura y a su edad. Entonces, se percentilan los niños, en base a tablas de medición. Si el niño tiene el entre el 10 o el 20 por ciento por encima del peso normal, tiene sobrepeso”, explica la licenciada en Nutrición, Gloria del Carmen Muñoz Ramírez.

En los adultos el sobrepeso se define con el índice de masa corporal (IMC) de la persona. Este es un índice simple del peso para la estatura, definido como el peso de una persona en kilogramos, dividido por el cuadrado de su estatura en metros (kg/m2). En los adultos, el IMC de 25 o más se considera sobrepeso; y un IMC de 30 o más se considera obesidad.

Un indicador

De acuerdo a información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niños obesos y con sobrepeso tienden a seguir siendo obesos en la edad adulta y tienen más probabilidades de padecer a edades más tempranas enfermedades no transmisibles como la diabetes y enfermedades cardiovasculares.

“Además, los niños con sobrepeso y obesidad en la infancia temprana tienen más riesgo de presentar signos de hígado graso no alcohólico desde los 8 años”, señala la licenciada en Nutrición. “La obesidad ya sabemos que desencadena diabetes, pero el desarrollo de hígado graso no estaba tan estudiado, de hecho aquí, junto con especialistas en Endocrinología, hemos encontrado hígado graso en niños en fase de edad temprana, a los 8 años”.

Cuando el hígado no encuentra a donde mandar las grasas, las almacena a su alrededor, esto es hígado graso en términos generales, normalmente se presenta en personas alcohólicas o que ingieren alcohol de manera regular. El 70 por ciento de las personas con sobrepeso u obesidad, tienen hígado graso, pero no se había detectado en niños, según lo que explica la nutrióloga. “En la Comarca Lagunera, el primer caso que vi de hígado graso en un niño fue en el año 2006. Ahora ya se hacen pruebas de función hepática a pacientes con obesidad”.

La nutrióloga señala que anteriormente el problema por el que acudían los niños a revisión con un especialista en Nutrición, se debía a la desnutrición, no así a la obesidad. “Obesidad era muy, muy raro. Los nutriólogos nos enfocábamos básicamente en desnutrición y otro tipo de problemas. La obesidad es una mala nutrición, es decir, el problema es tanto la deficiencia como los excesos. En la obesidad el origen está en los hábitos, malos hábitos alimenticios y nula actividad física”.

Las medidas a tomar

El sobrepeso, la obesidad y las enfermedades conexas son en gran medida prevenibles. Estas son algunas medidas para conseguirlo:

• Reducir la ingesta de comida “chatarra” y bebidas azucaradas.

• Incrementar el consumo de frutas, vegetales, legumbres y cereales integrales;

• Realizar actividad física. A partir de los 5 años de edad se recomiendan de 30 a 60 minutos diarios.

• En mujeres embarazadas, la atención pregestacional y durante el embarazo reduce el riesgo de obesidad infantil, al controlar el bajo y el alto peso al nacer, la prematuridad y otras complicaciones del embarazo.

“Además de estas medidas, es importante el ejemplo. Como adultos, debemos tener una alimentación equilibrada, normal, con todos los grupos de alimentos. De esa manera los niños van a ver que sus papás están sanos y es educación, la educación y el ejemplo”.

Sobre si los niños deben llevar una dieta restrictiva, la licenciada Muñoz señala que no es necesaria. “Dieta es la cantidad de alimentos que consumimos en un día. Dieta no es bajar de peso. A los niños no se les restringe, se les enseña que deben cuidar la calidad de su alimentación, esto ayudará a que todos los procesos en el organismo se lleven a cabo adecuadamente”.

Aclara que la nutrición es individualizada y se establece de acuerdo a los gustos y costumbres de la familia. “Un ejemplo de desayuno es un huevo, tortilla, leche, fruta o un sandwich de jamón con un licuado de fruta. Como colación a media mañana una fruta o yogurt”.

La especialista destaca que es muy importante el desayuno para los niños. “Si el niño llega desayunado a la escuela, llega a sus clases y va a poner atención. Si desayuna en el recreo, por lógica elemental, el organismo va a estar enfocado en el aparato digestivo y no estará tan dispuesto a recibir información externa. La comida en el recreo es una colación”.

En cuestión de comida chatarra, enfatiza que no se les debe de permitir a los niños. “Aquí ha surgido un problema respecto a esto. Hay personas que comen en mayor cantidad y que tienen el metabolismo más acelerado que otros, es genético. Pueden comer lo que quieran y no suben de peso, pero el estar nutrido no es solamente el peso, es la calidad de la alimentación. Entonces se han encontrado problemas serios en niños y jovencitos, colesterol alto, etc. por el tipo de alimentación”.

Para finalizar, la licenciada Muñoz destaca: “Hay una frase que todo mundo conocemos que dice que somos lo que comemos, y la repetimos mucho, pero hay que ponerla en la práctica. Mi hijo va a ser lo que come y va a comer lo que yo le enseñe. Entonces yo tengo que pensar en qué quiero que mi hijo sea”.

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