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Hologramas en la mente

Una banda a distancia

Foto: Jordan Hughes

Foto: Jordan Hughes

Redacción S. N.

El mundo digital ha sido su caja de resonancia. Todo empezó cuando colgaron Something for your M.I.N.D. en SoundCloud, competidor de Spotify.

Tiempos de conectividad, dan lugar a juegos, rarezas, proyectos multiculturales y demás. Pongámos de ejemplo a una banda de reciente creación (2017) cuyos integrantes nacieron en Asia y Oceanía y que estableció su base en una isla del Viejo Continente.

Su identidad colectiva arranca con el prefijo “super”, lo que invita a dudar de la calidad del espectáculo a presenciar. No obstante, la segunda parte del nombre causa un efecto particularmente estimulante. No son pocos quienes, víctimas de una travesura visual con raíz freudiana, leen “orgasm” y sólo después reparan en que, en realidad, dice “organism”.

Siete de los ocho integrantes de Superorganism viven en una comuna musical en Londres. Por unos meses se manejaron como una misteriosa agrupación. Hoy dan conciertos en varios países de Europa y en Estados Unidos. Su ascenso ha sido, con perdón por el lugar común, meteórico. En una de sus primeras canciones disponibles en la red, It´s all good, un entusiasta de la banda comentó: “Quiero besar a ésta canción en la boca”.

Otras dos piezas de su repertorio, Something for your M.I.N.D. y Everybody wants to be famous, acumulan más de 5.7 millones de reproducciones en su canal de YouTube. La sorpresa que genera en los oídos el sonido de este grupo queda bien representada en opiniones compartidas en algunas de sus presentaciones disponibles en la red: “Es raro encontrar música pop de cierta calidad, en realidad es muy raro, muchas gracias, no se apresuren con su álbum” o bien “Esta banda no tiene sentido, pero no lo digo en un sentido negativo, entonces ¿qué diablos?”. En cuanto a sus detractores, los moderados dicen cosas como: “lindo sonido, hace más de una década” o “¿acaso morí y me fui al infernal paraíso de los hípsters”. Los extremos pues, en lo suyo, juicios mucho más severos, lapidantes, incluso escatológicos, pero no en su sentido teologal.

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Foto: Phil Smithies/DIY

FORMACIÓN

Los integrantes de este curioso colectivo solían grabar sus canciones pop intercambiando archivos a distancia. Su idea inicial era mantener las identidades bajo resguardo de manera que, si alguien caía atrapado por su propuesta desenfadada, festiva, plagada de orgánicos efectos de sonido la búsqueda de información al respecto era recompensada con muy poco.

El mundo digital ha sido su caja de resonancia. Todo empezó cuando colgaron Something for your M.I.N.D. en SoundCloud, competidor de Spotify.

El cantante y compositor estadounidense Frank Ocean los incluyó en una de sus listas de reproducción. Sin embargo, un problema con los derechos de un arreglo obligó a la banda a retirar el contenido. Luego de unos meses la canción volvió.

La pertenencia a culturas distintas no les impide trabajar juntos. Los productos de esta colaboración son colages en los que se mezclan influencias dispares; combinan instrumentos sonoros tradicionales, el bajo o la guitarra, con elementos como bebidas enlatadas o manzanas. En el propio grupo consideran que, para no entrar en polémicas, funciona referirse a ellos como una ecléctica banda de pop.

Su vocalista es Orono Noguchi, una joven nacida en Japón que estudiaba en Estados Unidos y luego viajó a Londres, Inglaterra, para dar vida a Superorganism. En la red circulan comentarios de que las presentaciones en vivo de la banda son buenas o malas dependiendo del ánimo de esta jovencita que gusta de usar gafas oscuras y no inmutarse.

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Foto: Sarah Louise Bennett

La comitiva neozelandesa de la banda la conforman Mark David Turner, también conocido como Emily, Christopher Young, cuyo apelativo es Harry, Timothy Shann, alias Tucan, Blair Everson, o bien Robert Strange. Estos cuatro iniciaron en 2010 un proyecto llamado The Eversons del que han salido cuatro producciones discográficas. El bloque originario de Oceanía lo completan las cantantes B y Ruby.

El octavo integrante es Soul, surcoreano que no vive con el resto del equipo en la comuna londinense. Reside en Australia.

Cuando están sobre el escenario es como si alrededor de Orono hubiera un grupo de rock alternativo y un minicoro de góspel y a ella sólo le preocupara no olvidar la letra o apurar el turno en el karaoke. El resto hace cosas, canta, baila, bebe, muerde, se deja poseer por los colores de un espectáculo desparpajado, mientras Orono parece no dejarse llevar por ninguna emoción y cantar para sí.

Sus presentaciones causan efectos dispares y en algún modo hermanados, se establece cierta sinonimia entre vocablos como “maravilla” y “extraño”. New Musical Express, semanario musical de Reino Unido, les otorgó el distintivo de “banda favorita 2018”.

SONIDOS

Canciones como Nobody Cares o Reflections on the screen tienen un estilo difícil de conciliar. La voz de Orono empata por vías inescrutables en una ejecución con resonancias tribales, aportes eléctricos, relevos electrónicos. Las percusiones marcan un ritmo pausado, como de marcha de galera a medio gas, todo parece desarrollarse una velocidad por debajo de lo tolerable, y sin embargo, el sonido atrapa. Las subidas de tono, los arreglos, algún grito, cada componente de la ejecución invita a explorar ese sonido de niños grandes que juegan a hacer música mientras la única adulta adolescente se mantiene impasible.

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Foto: Gus Philippas/WFUV

El sonido de éste octeto atrajo la atención de Domino Records, una disquera independiente de Londres que los firmó para producir su álbum debut homónimo.

En una entrevista para el portal indiespot.es, le preguntaron a la joven Orono de qué forma quieren contribuir a la música pop, y su respuesta fue “Queremos crear melodías felices que sean deprimentes. Intentamos hacer canciones bonitas y desenfadadas, aunque realmente la temática sea muy triste o profunda”.

El inicio de la letra de Something for your M.I.N.D. es ya una declaración de intenciones: “I know you think I´m a psychopath, a democrat lurking in the dark” que se traduce como “Sé que piensas que soy una psicópata, una demócrata acechando en la oscuridad”.

En Nobody cares Orono canta “Have a drink, have a smoke, do whatever you need to unload, nobody cares, oh no, nobody cares (Bebe algo, fuma, haz cualquier cosa que necesites para desahogarte, a nadie le importa, oh no, a nadie le importa)”.

En uno de los primeros productos del colectivo, It´s all good, una voz distorsionada dice Buenos días, Orono, estás despierta, el clima para hoy es... oscuro. ¿Te gustaría levantarte o quizás no hacer nada? No es una pregunta fácil de responder.

Su video de Everybody wants to be famous contiene, además de una advertencia inicial por aquello de los ataques epilépticos, humor de redes, comentarios a propósito de la banda en los que se plantea que Orono no es una chica de verdad sino un holograma japonés. Otro usuario le declara su amor a la cantante principal de la banda aún y cuando ella es sólo un holograma.

No es gratuito que hayan jugado con la existencia efectiva de la vocalista.

Vevo, la plataforma de videos en línea, lanza cada año una selección de los mejores actos de diversos géneros. El listado, llamado Vevo Dscvr, discover (descubrir) sin vocales, es su apuesta a propósito de artistas que tendrán mayor impacto en el futuro. Superorganism forma parte de los nombres a observar en este 2018.

En la descripción que hacen de este colectivo con elementos oceánicos y asiáticos mencionan que muchos se preguntaban si Something for your M.I.N.D. era un regreso, fuera del alcance del radar, de Gorillaz. “Así de bueno” fue ese sencillo que se creó intercambiando archivos en la red de redes.

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