También habilitó un pequeño espacio con mesa y sillas, les permite cargar sus teléfonos celulares y a veces les comparte una taza de café con galletas. (ESPECIAL)
“Cuando la gente tiene un enfermo te cuenta sus penas y te conviertes en su familia, pues aún sin conocerte les ayuda para desahogarse” afirma Juanita, dueña de la farmacia que se encuentra frente al Hospital General de Madero, quien en un acto de solidaridad con las personas pone a disposición un refrigerador y un microondas, para guardar o calentar alimentos.
También habilitó un pequeño espacio con mesa y sillas, les permite cargar sus teléfonos celulares y a veces les comparte una taza de café con galletas.
Hace unos días alguien tomó una fotografía de la lona que colocó afuera de su negocio donde ofrece el espacio y la imagen fue “colgada” en una página de Facebook local y se “viralizó”.
El reconocimiento por el noble gesto no se hizo esperar, “llovieron” mensajes de elogios hacía Juanita quien al preguntarle su opinión por la fama que había adquirido sólo se limitó a contestar, con una sonrisa; “es un pequeño gesto para agradecer lo que tengo, mi farmacia, es como devolver un poco de lo que Dios me da”.
Juana María Ortiz es originaria de San Pedro, en donde también tiene una farmacia, cuenta que por más de 40 años trabajó como enfermera en el Hospital General de esa ciudad y también se desempeño en el área de control sanitario, del municipio
A lo largo de sus años de servicio tuvo la oportunidad de convivir con personas que llegaban de las comunidades rurales, en donde para nadie es un secreto que hay muchas carencias, por lo que conoce las dificultades que padecen cuando tienen un familiar enfermo y por eso decidió poner a la orden lo poco que “Dios le da”, pues dice que no se trata de lucrar con la enfermedad de las personas.
