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Y YO QUE PENSABA QUE ERA EL úLTIMO EN LLEGAR / xX

(Primera parte)

"¿Lograré siempre lo que yo quiero? ¡NO!, pero alcanzaremos lo que Dios quiera".

El 2016 fue un año que tuvo un buen principio. Amanecí en Los Mochis, Sinaloa, a donde había llegado después de realizar un recorrido por toda la Baja California, saliendo de Rosarito y llegando dos días después a Los Cabos, poco más de 1,700 kilómetros de recorrido que disfruté en toda su magnitud.

Aun cuando ya había recorrido toda la península en varias etapas, mi deseo era realizado como fue en esta ocasión, como dicen, de" pa a pe". Es bueno recordar que toda la península está en un clima desértico, mucho más desértico de lo que pudiera estar nuestro estado de Coahuila, Chihuahua, Sonora y Nuevo León; sin embargo, pudimos apreciar que su flora y fauna son completamente diferentes a la que existe, sobre todo en nuestro estado.

Otra cosa, la península está poco poblada, ya que son contadas las poblaciones que existen en los 1,700 kilómetros de su recorrido y tan sólo cuenta con una carretera central, tanto de ida como regreso, y que sólo en muy pocos tramos cuenta con lo que pudiéramos considerar como una "autopista", y esto lo observamos tan sólo en dos o tres poblaciones que ya para llegar a ellas se "ensanchaba" y lo mismo sucedía al salir de ellas.

Con este largo recorrido de poco más de mil millas o 1,700 kilómetros, hice realidad mis "sueños" o proyectos de poder mencionar que ya había recorrido toda la República, y como lo decía un anuncio televisivo, de Tijuana a Mérida. De tal manera que mencionaba que tan sólo me faltaba realizar un recorrido por los límites de Chiapas con el país de Guatemala, allá por Tapachula, cruzar el Río Suchiate y llegar cuando menos a la capital del estado y conocer la zona arqueológica de La Antigua, y viene a mi memoria aquel mensaje que una vez más transcribo: "Cuando alcances tus metas, tus proyectos, tus sueños, prepárate a otros mayores, nunca debes crear el éxito para luego acostarte en él".

Tan pronto como regresé a Torreón, después de haber permanecido durante dos días en Mocorito, Sinaloa, otro de los Pueblos Mágicos que habían nominado en la reunión de los Pueblos Mágicos llevada a cabo en la ciudad de Puebla, regreso a Los Mochis, y el 3 de enero parto hacia la ciudad de Chihuahua utilizando una vez más el Chepe, prácticamente el único tren de pasajeros que funciona en nuestro país, y después de un recorrido de más de 17 horas, llegamos a esta capital e inmediatamente tomar un autobús que me trae nuevamente a Torreón, deseoso de iniciar mis entrenamientos para hasta donde me sea posible continuar en carreras pedestres de 5 kilómetros, máximo siete.

El resto de este año que se iniciaba prácticamente mis entrenamientos los llevé a cabo en la Ciudad Deportiva, guiado por nuestro entrenador Lauro, quien para "calentar" y no sufrir lesiones, sobre todo en las articulaciones, por más de una hora nos preparaba realizando una serie de ejercicios que mucho nos ayudaban para cuando participáramos en carreras pedestres.

Algo en lo que hizo mucho hincapié fue que después de una carrera de 5 o 10 kilómetros, descansáramos al día siguiente, para que nuestros músculos y articulaciones se recuperaran, recomendación que ya se nos había hecho saber desde las primeras carreras en que participábamos y que la mayoría de los "corredores novatos" no llevábamos a cabo. Nos sentíamos tan bien que pensábamos que no era necesario, y al día siguiente de una de las tantas carreras en que, sobre todo de cinco y diez kilómetros, "como si nada", ya andábamos entrenado, preparándonos para las siguientes carreras.

Sin embargo el tiempo, tarde o temprano, nos pone en nuestro lugar, y al cabo de los años vamos entendiendo la necesidad de darle un descanso a todo nuestro cuerpo, y sobre todo, cuando ya las distancias recorridas son por arriba de veinte kilómetros.

"Tanto en la vida como en una carrera, no importa que tan rápido vayas, sino que tan lejos llegues". Antonio Chalita Abdo.

Durante una temporada de varios meses, tuve la necesidad de asistir a un centro de rehabilitación, donde tres y cuatro veces por semana me llevaban a realizar unos ejercicios de prácticamente todo el organismo. Después de haber sido dado de alta, se me quedó la costumbre de esos mismos ejercicios llevarlos a cabo en mi domicilio, a los que les dí el nombre de "ejercicios matutinos en cama" y algunos más que ya llevaba a cabo levantado, esto consideraba que me servían como calentamiento y puedo decir que todavía hasta la fecha los sigo llevando a cabo y a donde vaya se me ha hecho una costumbre realizarlos .

Estos mismos ejercicios los realizo con más ahínco la mañana en que tenemos una carrera. Puedo decir que con estos sencillos movimientos de todo el cuerpo y los que llevamos a cabo antes de iniciar una carrera, se han hecho una buena costumbre que espero nunca dejar de realizar.

  Por: Dr. Leonel Rodríguez R.

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