Sembrando incertidumbre electoral
Recientemente el TEPJF ha vuelto a dar la nota periodística con el dictamen, inesperado por la ciudadanía, acerca del ya de por sí controvertido Bronco, un personaje singular cuya manera de ser: dicharachera y popular, se olvida de la diplomacia para llamar al pan pan y al vino vino, con la pretensión de dar una imagen de auténtico; algo así como “soy uno de ustedes, raza, y me vale mad …lo que diga el INE”. Digo, el Trife ha sorprendido a la ciudadanía, una vez más; la primera de ellas fue con al dictamen a favor de Miguel Riquelme, gobernador de Coahuila, pese a la cantidad abrumadora de pruebas en su contra, siendo candidato; ahora lo hizo ante la petición del Bronco, quien acudió a esa última instancia en materia electoral para quejarse de la “ineptitud” de los consejeros del INE; caso que los magistrados resolvieron por mayoría dividida, pues de siete, en tres cupo la cordura; pero el voto de calidad decantó la decisión a favor del suspirante “broncoso”.
Una vez más, el TEPJF ha enmendado la plana al INE, quien a pesar de los berrinches de Lorenzo Córdova, tendrá que hacer ajustes en la logística ya avanzada para las elecciones del 2018, lo cual no es cosa menor, pues habrá que rediseñar las boletas y los formatos para los debates públicos ya programados, así como redefinir los tiempos de publicidad oficial en los medios masivos de comunicación, entre otras cosas; pero lo más grave es el encono entre ambas dependencias oficiales; las frecuentes disputas en las que los magistrados siempre han impuesto su criterio. En ese contexto, sin duda el Bronco dirá: “haiga sido como haiga sido yo soy candidato presidencial y estoy aquí para bajar del macho a AMLO”; cosa poco probable, pero lo que es un hecho es que a más candidatos mayor será la dispersión de votos.
Conociendo en detalle el origen de miles de firmas presentadas por el Bronco, para cubrir el requisito exigido por el INE para registrarse como candidato presidencial; de los tres punteros en el proceso de recolección de firmas: Ríos Piter, Zavala y el Bronco, sin duda este último se voló la barda; y aunque bien sabemos que la deshonestidad no estriba en la magnitud de la trampa, sino en el hecho mismo, y la ciudadanía aceptó a regañadientes a Margarita, nunca esperamos que el Bronco se colara en la boleta; pero ahora sabemos con mayor certeza de qué lado juega el Trife; lo cual es grave, pues no basta conocer de leyes al revés y al derecho, sino ser honestos consigo mismo al momento de analizar los hechos. Quizás sean una eminencia como magistrados, pero al olvidarse que tienen que ser objetivos e imparciales y actuar con rectitud ética han enseñado el cobre. En este juego electoral las reglas empiezan a desdibujarse, y lo malo es que esto lo hace la máxima instancia en materia electoral.
No crea usted que mi crítica al Trife es por mis prejuicios contra el Bronco, quien sin pelos en la lengua, comunica sus ideas con un lenguaje florido, propio no del mexicano común, el que tiene recato ante las damas y los niños, sino del barbaján empoderado que piensa que por tener dinero tiene derecho a insultar la inteligencia de quienes hemos seguido su trayectoria política y que resultó una copia ampliada del ex presidente Fox, con la misma retórica, pero con lenguaje soez y manchado de corrupción. Esto no debería sorprendernos, pues el Bronco nació y creció en el PRI, si es un olmo, ¿cómo nos dará peras? De sus actos de corrupción y de su manera de gobernar, si es que se pude llamar “gobernar” pueden dar cuenta los neoloneses. Su malicia genética y su costumbre de gritar cuando hay que hablar con mesura, nos recuerda a Trump.
El problema no es el Bronco, quien ahora lleva el epíteto de tramposo, y no tiene propuestas serias que nos pueda sacar del atolladero en que nos metió el PRI, sino la incertidumbre que ha sembrado la máxima autoridad electoral. De nosotros depende retomar el camino hacia la democracia. ¿No cree usted?
Héctor García Pérez
Comarca Lagunera
