Este fin de semana Santos Laguna consiguió la sexta estrella, un título que lo catapulta a los equipos más ganadores del norte del país junto con Tigres. La emoción de la Liguilla y la perfección a la que jugó el conjunto durante la fiesta grande no fue casualidad.
Este equipo, que por cierto no tiene la misma nomina que Tigres y América a los cuales eliminó en el camino, jugo con garra, coraje y corazón más que nada. Esta fue la clave que superó en todo momento a cualquier rival que se les pusiera enfrente.
El origen de este título se lo debemos agradecer a la directiva que en su momento optó por contratar a Robert Dante Siboldi como director técnico. Una apuesta demasiada arriesgada en su momento después de despedir a José Manuel de la Torre. Un entrenador que con muy pocos partidos dirigidos en Primera División, se ganó la confianza para poder hacerse cargo de una equipo que cuenta con una de las aficiones más exigentes de México.
Después de esa acertada decisión, la selección de los refuerzos, a excepción de Cris Martínez, fue la idónea para las necesidades y estilo de juego de Robert Dante Siboldi. El equipo funciono casi a la perfección durante el torneo, como todo el éxito en esta vida se tienen altibajos, así terminó la campaña con tres derrotas consecutivas.
Las mejores decisiones tomadas en su momento de hacer los cambios, inyectarles el coraje y decisión necesarios durante cada partido, sobre todo en la Liguilla cuando había que remontar marcadores o aguantar las ventajas, fue una de la virtudes del técnico uruguayo, que con apenas 32 partidos en el máximo circuito, ya presume de un campeonato cuando otros entrenadores durante toda su carrera no lo han conseguido.
Este fue parte del éxito de Santos campeón, apostar por la gente sin experiencia, tomar las mejores decisiones, pero sobre todo jugar con garra, coraje y con mucho corazón en la cancha. Ojalá siempre veamos un Santos Laguna así, que ya se ganó un lugar especial en la historia del club Albiverde.
