Escribo esta columna en pleno Estadio Corona zona de cabeceras al minuto 59:41. Santos cae ante Toluca 0-1 en la ida de la gran final de nuestra Liga MX. Podría ser simplista y hablar del resultado parcial, de la falta de determinación que hasta el momento han mostrado los de Siboldi ante un Toluca que ha salido con una idea y una potencia que nadie esperábamos. Quizá Siboldi debió salir con su medio campo con Cortés pero decidió atacar más.
Platico con gente que tengo a un lado y coincidimos en que jamás pensamos que este equipo llegara a una final, les cuestiono si se habían preocupado por el descenso y me dicen que "más o menos, la falta de lana se notó, vendimos todos los buenos, nos agüitamos, todos venían y nos ganaban y el estadio se llenaba de los contrarios". El diagnóstico es claro: la gente se graba más la percepción negativa y algunas fake news y las convierte en posverdad. Solo volver a llegar a estas instancias ha devuelto la fe a la afición que se había alejado... ¡Goooool de Djaniny! ¡Se empata el marcador! Los comentarios cambian: "Ese Djaniny es buenísimo, y el Gallo ni se diga, qué buenas contrataciones". La felicidad vuelve, si en vez de cerveza trajeran abonos para temporada completa se venden varios. ¿Ánimo o percepción? ¿Ambos? Bendito futbol.
Minuto 77, veo al Corona lleno y pienso: nada de esto puede ser casualidad, es un proyecto que con todo y sus marcados altibajos tiende a volver a ganar. Es un proyecto que mejor comunicado se entendería más y la gente se acercaría en mayor medida. Es un proyecto que hace bien en no tomar decisiones populares pero debería cuidar un poquito la percepción que crean algunas de sus acciones. Es un proyecto que alcanzó el campeonato en 2015 y tres años después lo está volviendo a pelear, nada mal, pocos equipos pueden presumir de ello. Es un proyecto que hoy se ha reconciliado con su gente.
DESCUENTO: me voy, minuto 84, empatan 1-1 el domingo a las 19:00 en el nuevo Nemesio Díez se decide todo.
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