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¿Por qué Nazas con z?

Distinguidos historiadores, como el duranguense Atanasio G. Saravia y el coahuilense Vito Alessio Robles, entre otros autores, han cuestionado el por qué el nombre del río, y la antigua misión, pueblo de indios, villa y ahora ciudad, sobre la margen derecha de dicho río, se escriban Nazas, con “z”. Este surge de que, según los relatos históricos, el nombre se toma de un artilugio de pesca, la “nasa”, que era usado por los aborígenes para pescar en este río.

El vocablo proviene del latín clásico “nassa”, que pasó al castellano como “nasa”. Entonces ¿por qué Nazas con “z” y no con “s”’? Es mi hipótesis, de que esto fue el resultado de uno de los procesos más complejos en la evolución del idioma español. El Río Nazas fue descubierto en el siglo XVI, o al menos fue en ese siglo cuando se le asignó un nombre (de las nasas), presumiblemente por gente de Francisco de Ibarra, el conquistador de la Nueva Vizcaya; en un periodo en el que el idioma castellano sufrió grandes transformaciones. Podemos apreciar lo anterior al tratar de leer documentos en esta lengua, originados en el siglo XVI hasta el siglo XVIII, inclusive.

Hurgando en éstos, me he encontrado el nombre de “los Santos Cinco Señores del río de las Nazas”, o simplemente “Nazas”, con z, s, ss, c y ç (c con cedilla, un símbolo que ya no se incluye en el abecedario español actual, y que se pronuncia ts), lo cual es un reflejo de la gran variación en la fonética y fonología del castellano de esa época. Según Ralph Penny, “durante los siglos XVI y XVII ocurrieron distintos cambios en el sistema fonético y fonológico del español. Uno de los más significativos es el llamado “reajuste de sibilantes”, que si bien no comenzó en este periodo, sí se consumó y estabilizó dentro de éste. A principios del siglo XIV, el sistema sibilante estaba integrado por tres pares de consonantes, con un punto de articulación muy próximo comprendido en la zona del paladar, entre los alveolos y el paladar medio: africada predorsodental (sorda /ts/ > ç, y sonora /dz/ > z), fricativa apicoalveolar (sorda /s/ > s-, -ss-, y sonora /z/ > -s-) y fricativa prepalatal (sorda /?/ > x, y sonora (/?/ > j, g). El escaso margen de diferencia entre el punto de articulación creaba confusiones y cruces entre estos fonemas (Azofra 2012), y consiguientemente en sus grafías correspondientes. El primero de los autores documenta ejemplos de intercambio de las grafías <ç> con , y de con .

Este hecho podría indicar que los escribas, e incluso algunos hablantes, no distinguían fonológicamente o confundían las sibilantes sordas. El mismo autor menciona que desde el año de 1450, tres siglos antes de que naciera La Real Academia Española y su primer diccionario, se registran casos de intercambio de y <ç> en inicio de palabra, y de <-ss-> y <ç> en contexto intervocálico. Posteriormente desaparecen algunos de los fonemas anteriormente mencionados y sus respectivas grafías, simplificando el sistema. Como se puede evidenciar de la breve descripción anterior, la “z” en el nombre de Nazas es uno de los resultados de este proceso evolutivo del castellano, y quizás en algo influyó el gusto de la realeza, los intelectuales y los mismos religiosos españoles de la época por el latín. Quizás la “z” confunda en cuanto al origen del vocablo, pero los nacences en particular, y en general los laguneros de Coahuila y Durango debemos aceptar y darnos cuenta de que la z en el nombre del río y pueblo, les confiere una distinción.

Jesús Quiñones Vera.

Gómez Palacio, Dgo.

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