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Fabiola Pérez-Canedo

El editor en jefe de la Revista de Educación Bioquímica, doctor José Víctor Calderón Salinas, del Laboratorio de Bioquímica Médica, en el Departamento de Bioquímica del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV-IPN), recibió una serie de mensajes y llamadas que pedían su opinión sobre la conveniencia de comprar productos con grafeno que se promovían en Torreón mediante diversos videos en medios informativos para pacientes con cáncer, con diabetes y enfermedades hereditarias.

Tras revisar la información, indicó que los productos que contienen grafeno y un diseño nanotecnológico, que consideró se tratan, sin lugar a dudas, de “charlatanería disfrazada de ciencia y un descarado fraude”.

Luego de una inspección más profunda, indicó que lo más triste fue constatar el impacto social que pueden tener unas palabras estructuradas con la seguridad, simpleza y contundencia que da el descaro, la falta de autocrítica, la mentira dolosa y la falta del mínimo pensamiento y rigor científico.

“Charlatanería pura que hace recordar a los merolicos de las ferias o los mercados que ofrecen elixires que curan desde callosidades en los pies hasta cáncer y que no tienen necesidad de ofrecer antecedentes, sino su palabra de que lo que ofrecen funciona”, expuso.

Indicó que se ofrece un gel para ser ingerido y “reparar” órganos particulares y enfermedades específicas de acuerdo al color del gel, conteniendo supuestas nanopartículas de grafeno, esto con base en que este material ya se utiliza actualmente para reparar celulares.

El especialista explicó que las ideas anteriores son más que suficientes para poner en evidencia la terrible ignorancia y el manejo conceptual totalmente deficiente de la ingeniería de materiales, la nanotecnología, la biología, la bioquímica y que decir de la parte médica, del conocimiento de las enfermedades y menos aún de la farmacología.

Recordó entrevistas de personas en las estaciones de radio de la Ciudad de México, donde dicen curar la diabetes con gelatinas de nopal, la artritis con ozono, el cáncer con extractos de frijol y una lista interminable de mentiras, mala información y tendenciosa, todas referidas a que se realizaron por “investigadores” o “egresados” de la UNAM, del Politécnico Nacional, la UAM o las universidades y tecnológicos de todo tipo; pronunciando frases que hacen pensar que son avaladas por dichas instituciones y, por tanto, respaldadas por su prestigio académico científico.

Calderón Salinas señaló que es necesario estar conscientes y evaluar todos los efectos que las mentiras sobre productos milagros tienen; éstos generan en el paciente y en los familiares una esperanza que puede llevar incluso a dejar sus tratamientos médicos, con consecuencias trágicas.

“En mi caso conozco pacientes que por desesperación, necesidad de esperanza y credulidad en la propaganda engañosa han dejado su tratamiento médico contra la diabetes, la hipertensión arterial o la insuficiencia renal, por gelatinas, tabletas de hongos desecados, polvos de víbora de cascabel o por temazcales curativos desintoxicantes de la sangre, con consecuencias muy negativas en la evolución de sus padecimientos”, indicó.

Esconden mentiras

Especialistas coinciden en que las “terapias milagro” esconden grandes mentiras detrás de su lenguaje seudocientífico, pues generalmente cuentan con argumentos que son inventados, carentes de rigor científico, de validación y ética.

Sin embargo, la oferta de los productos milagrosos es interminable. Los consumidores gastan cada año millones de pesos en cremas que prometen eliminar arrugas, pastillas que eliminan los kilos de más en una semana, comprimidos con sustancias que mejoran el rendimiento físico e intelectual, dispositivos que curan la artrosis y pulseras que, por el simple hecho de llevarlas reducen el estrés, los mareos o la tensión.

Los tratamientos pueden llevarse a cabo sin participación de personal de la salud y los mensajes van dirigidos a la población en general, por lo que los resultados son atractivos y se opta por estas alternativas riesgosas.

Se puede conseguir todo tipo de productos milagrosos en internet, pero lo máximo a lo que se puede aspirar se llama “efecto placebo”. No existen productos capaces de reducir centímetros de volumen, de quitar las arrugas, rejuvenecer la piel y eliminar varices, mucho menos curar enfermedades como el cáncer o el Alzheimer.

Identificar el engaño

Sospeche si le intentan vender un producto no avalado por la evidencia científica que prometa prevenir o tratar una enfermedad, sobre todo si es crónica e incurable.

Dude también si los anuncios sugieren propiedades adelgazantes o hacen referencia al uso en centros sanitarios o a la venta en farmacias.

Piénselo dos veces si incluyen testimonios de personajes famosos o de especialistas o si utilizan el término natural como característica asociada a efectos preventivos o terapéuticos.

Desconfíe si sugieren mejor rendimiento físico, psíquico o sexual y si pretenden sustituir un tratmiento médico.

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