“La enseñanza y el aprendizaje se han vuelto cada vez más peligrosos, y las vidas de los estudiantes, profesores y académicos a menudo corren peligro”, afirmó Diya Nijhowne, directora ejecutiva de GCPEA. (ARCHIVO)
Los ataques deliberados e indiscriminados contra escuelas y universidades, sus estudiantes y personal, registraron un “aumento dramático” en los últimos cinco años respecto del lustro anterior, de acuerdo con un informe internacional presentado hoy.
Elaborado por la Coalición Mundial para Proteger la Educación de Ataques (GCPEA), el informe identificó más de 12 mil 700 ataques desde 2013 hasta 2017, lo que perjudicó a más de 21 mil estudiantes y educadores.
En los últimos cinco años, 41 países sufrieron al menos cinco ataques a la educación, incluido al menos uno intencional o mortal, lo que “marca un aumento dramático” respecto a la edición del informe de 2014, que documentó 30 países que experimentaron este nivel de ataques entre 2009-2013.
“La enseñanza y el aprendizaje se han vuelto cada vez más peligrosos, y las vidas de los estudiantes, profesores y académicos a menudo corren peligro”, afirmó Diya Nijhowne, directora ejecutiva de GCPEA.
Nijhowne añadió que “las escuelas y las universidades deberían ser espacios seguros y protectores, pero las fuerzas armadas y los grupos armados continúan convirtiéndolos en sitios de intimidación y violencia”.
El informe indicó que 28 países experimentaron al menos 20 ataques a la educación desde 2013 hasta 2017.
Asimismo, nueve países sufrieron más de mil ataques a instalaciones educativas o sufrieron ataques que perjudicaron a más de mil estudiantes, profesores y personal, como República Democrática del Congo, Israel-Palestina, Nigeria, Filipinas, Sudán del Sur, Siria y Yemen.
Por ejemplo, más de mil 500 escuelas y universidades en Yemen fueron dañadas o destruidas por ataques aéreos y combates, o utilizadas con fines militares.
GCPEA refirió informes de al menos 650 incidentes contra la educación o del uso militar de escuelas en Siria. En Filipinas, grupos armadas hostigaron o intimidaron al menos a mil estudiantes y profesores.
En 18 de los países mencionados, los ataques a la educación se dirigieron deliberadamente contra estudiantes y educadores. Algunos grupos extremistas bombardearon las escuelas de niñas o las prendieron fuego, o mataron, hirieron o amenazaron a estudiantes y maestros.
En el caso de Afganistán, alrededor de una cuarta parte de los ataques reportados en escuelas sucedieron en escuelas para niñas. En todo el mundo, las partes armadas también abusaron o violaron sexualmente a mujeres y niñas en las escuelas o cerca de ellas.
En un ejemplo, milicianos armados en la República Democrática del Congo secuestraron a ocho niñas de una escuela primaria y las violaron en el transcurso de tres meses en 2017.
Las escuelas y universidades de 29 países se utilizaron con fines militares entre 2013 y 2017, incluso como bases, cuarteles, centros de detención o para otros fines militares.
Las fuerzas armadas y los grupos armados también reclutaron niños soldados en escuelas en 16 de los 28 países estudiados.
Como reacción al informe, Shahida Afzar, subdirectora ejecutiva del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef), expresó que debido a los ataques en centros educativos, muchos padres se ven obligados a tomar una decisión desalentadora: educación o seguridad para sus hijos.
“El informe también demuestra un patrón particularmente preocupante de ataques contra las niñas y su educación. Las niñas fueron atacadas simplemente por querer aprender en más de la mitad de los países descritos en este informe”, lamentó Afzar.
