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UNA REFLEXIÓN SOBRE LOS SARCASMOS

La semana pasada, en plática informal con una amiga y ex compañera universitaria, surgió el tema sobre la comunicación que frecuentemente ocurre en las redes sociales. Específicamente, comentamos el tema de los sarcasmos y su potencialidad de acoso electrónico o cyberbullying. Así que el sarcasmo será el tópico de la semana en esta columna.

De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española, un sarcasmo es una ironía o burla disimulada y cruel en donde se ofende o maltrata a alguien o algo. Los sarcasmos a menudo son vistos como comunicación humorosa o chistosa a pesar de que la intención muchas veces es denigrar o burlarse de alguien. Con frecuencia, los observamos en parodias y monólogos de comediantes, memes en varios medios de comunicación o redes sociales vía Internet o reuniones sociales.

La semana pasada, en una reunión anual entre reporteros y oficiales del gobierno de los EUA, un comediante fue invitado como uno de los presentadores. En el nombre de la libertad de expresión, el contenido de la presentación en la forma de monólogo incluyó criticas directas a la administración del gobierno federal, las cuales para muchos fue entretenida, pero para otros fue claramente irrespetuosa y humillante. Otros la calificaron de bromas crueles y agresivas. Para mí, este fue un ejemplo del uso de sarcasmos con la clara intención de denigrar al gobierno.

En el terreno de salud mental, vemos los sarcasmos como un tipo de comunicación con la intención de fastidiar, burlarse o herir a alguien a quien se detesta. La intención puede estar relacionada con sentimientos de hostilidad o un carácter inseguro en la forma de una persona que carece de la habilidad de comunicarse socialmente, y cree que el uso de un humor negativo o critico le va a facilitar aceptación, por ejemplo, el chistoso clásico de un grupo, quien tiene la necesidad de llamar la atención a expensas de otros. En muchos de estos casos, estamos hablando de gente con baja autoestima, quien requiere burlarse de otros con la finalidad de sentirse o verse bien en frente de los demás.

Sarcasmos no necesariamente son negativos. Muchos de ellos simplemente tienen la intención de ser humorosos, sin herir o insultar a alguien, y con el objetivo de entretener o demostrar amistad. Personalmente, he utilizado sarcasmos en mi comunicación con ciertos amigos, y en algunas presentaciones como juntas o seminarios con la intención de criticar circunstancias donde no estoy de acuerdo. La clave aquí es darse cuenta de cómo se percibe el sarcasmo y si es ofensivo para aquellos quienes lo reciben, y a la vez analizar cual es mi verdadera intención con lo irónico de mi comunicación.

Otro punto de vista sobre los sarcasmos nos da una perspectiva algo diferente. De acuerdo a un estudio publicado en la revista Organizational Behavior and Human Decisions Processes (julio 2015), existen ventajas en los sarcasmos, ya que facilitan la creatividad mediante la estimulación de pensamiento abstracto. Es decir, para generar un sarcasmo, nuestro cerebro tiene que crear ideas cuando se intenta presentar un mensaje con un significado opuesto o diferente. Lo mismo se aplica para la persona que es sujeto del sarcasmo debido a que cierta capacidad de análisis es requerido para captar el mensaje. Algunas personas que no son capaces de captar sarcasmos muchas veces son vistos como "pensadores lentos", culturalmente en desventaja, o socialmente inadaptados. El clásico albur mexicano es un tipo de sarcasmo, ya que se tiende a usar un juego de palabras en doble sentido. En este tipo de comunicación, la agilidad mental y verbal es necesaria.

Otras veces, los sarcasmos resultan ser buenas racionalizaciones. Por ejemplo, el adolescente que saca a bailar a una muchacha a bailar en una fiesta y es rechazado. La broma de su amigo que lo acompaña, con la intención de animarlo, le dice "la oportunidad que se perdió esa muchacha". En este caso, el sarcasmo estimula un pensamiento más racional, lo cual reduce el aspecto negativo del rechazo y enojo.

Sarcasmos con intención cruel y de herir vía las redes sociales como Facebook o Instagram, particularmente dirigidos hacia personas vulnerables o susceptibles a criticas negativas, pueden crear situaciones catastróficas. Ejemplos de estas personas son muchos adolescentes con baja autoestima, quienes son acosados y empujados a conductas destructivas como homicidio, suicidio u otras fechorías.

No encontré una formula mágica para la solución en una situación donde somos sujetos de sarcasmos incómodos y agresivos. Una de dos, ignoramos a la persona que nos está ofendiendo y darles a entender que nos les vamos a dar la atención que buscan. O, enfrentar la agresión con un sarcasmo de nuestra parte, decirles directamente que el comentario nos está fastidiando y que su necesidad de llamar la atención no será a nuestras expensas. Por lo pronto, seguiré con mi estilo sarcástico con la premisa de no ofender a mis amigos. Gracias por su interés en este artículo.

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  Por: Mtro. Francisco Pineda

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