UN COMPOSITOR PRECISO Y MENOSPRECIADO
El músico ruso Ígor Stravinsky definió perfectamente a este compositor -del que le hablaré adelante- cuando dijo: "es el más perfecto relojero de todos los compositores". Su catálogo -aunque no muy extenso- nos refiere a "un autor complejo, casi misterioso que evitaba cualquier tipo de confesión en su música. Un autor que concebía su arte como un precioso artificio, como un recinto mágico y ficticio alejado de la realidad y las preocupaciones cotidianas".
Me estoy refiriendo a Maurice Ravel, compositor nacido en Francia en 1875, gran representante de la moderna escuela musical francesa. En lo particular me parece injusto que un autor tan importante como Ravel sea universalmente conocido por el Bolero, no por menospreciar el valor de esta obra que en lo particular me emociona y me enajena en el mejor sentido de la palabra, sino porque hay otras obras de él que son importantes en la historia de la música especialmente la del género impresionista.
Su talento para evocar épocas pasadas se pone de manifiesto en obras como la Pavana para una Infanta Difunta, aclarando -si usted me lo permite- que la pavana, según el Diccionario de la Academia de la Lengua, es una danza española de movimientos pausados, que Ravel dedicó a la Princesa de Polignac, compuesta originalmente para piano solista, aunque luego el mismo Ravel nos regala una versión orquestal para esta sentida obra.
"Nacido en el País Vasco francés, Maurice Ravel heredó de su padre, un ingeniero suizo, su afición por los artilugios mecánicos y de su madre, de origen vasco, su atracción por España, fuente de inspiración de muchas de sus obras", dice parte de su biografía. Los artilugios por si no lo sabe o ya se le olvidó, son artefactos o mecanismos de cierta complicación, aunque la palabra también se usa en sentido figurado para referirse a ardides o mañas, especialmente cuando forman parte de un plan para alcanzar determinado fin.
El famoso Bolero de Ravel se estrenó como un ballet en la ópera de París el 20 de noviembre de 1928 con la célebre bailarina y coreógrafa Ida Rubinstein quien le había encargado a Ravel en 1927 "un ballet de carácter español". El resultado es esta pieza que dura alrededor de 15 minutos con sólo dos temas y una cantinela incansablemente repetida y que desde el momento preciso de su estreno dejó asombrado al público. Su difusión fue inmediatamente inmensa, aunque para el autor era considerada simplemente una experiencia pero que pasó a ser la más famosa e interpretada de sus obras.
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PREGUNTA DEL PÚBLICO:
Roberto Gómez: Refiriéndonos a las groserías, ¿qué son? ¿Palabras altisonantes o palabras antisonantes?
RESPUESTA:
Lo correcto es llamarlas palabras altisonantes.
Y me retiro con esta reflexión: Es lo malo de vivir demasiado de prisa. Las tempranas mocedades ocasionan anticipadas vejeces. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.
Por: Columna póstuma de Juan Recaredo
