Los representantes del Grupo de los Siete países más industrializados reconocieron que la amenaza a la ciberseguridad va en aumento y advirtieron del creciente rol que están jugando las organizaciones criminales trasnacionales ligadas a actores estatales.
Concretamente señalaron el "temerario e incontrolable" ataque cibernético ruso NotPetya que comenzó en Ucrania y se extendió globalmente causando millones de dólares en daños a empresas de todo el mundo. Los ministros del G7 condenaron el uso del Internet para propósitos terroristas.
