El viajero llega a Ávila de los Caballeros, en España, y visita su hermosa catedral.
En el coro mira la imagen de un famoso caballero: San Jorge. Aparece en un relieve de Cornelis en el momento en que da muerte al dragón. La bestia
Tiene la forma de un extraño animal de larga cola y levantado cuello. El santo le introduce su lanza por la boca, y el dragón se retuerce en los estertores de la muerte.
San Jorge obró muchos milagros. Un día entró en un templo pagano y con un solo bramido -esa palabra empleó el cronista del prodigio- derribó a todos los ídolos de piedra que ahí recibían culto. Tres veces fue sacrificado por sus enemigos, y tres veces resucitó, siendo que Nuestro Señor lo hizo una sola vez. Quizá por la desmesura de esas leyendas la Congregación de Ritos quitó importancia en 1960 a la fiesta de San Jorge.
Hoy es su día. No sé si los milagros atribuidos a él sean apócrifos, pero sí puedo asegurar que desde que San Jorge fue puesto en duda por la Iglesia el número de dragones en el mundo ha aumentado.
¡Hasta mañana!...