El abasto de agua a las ciudades de la Comarca Lagunera se puede realizar obteniendo este recurso dentro de la propia cuenca hidrológica o importándolo de otras cuencas vecinas. La opción más viable técnica y económicamente son las reservas disponibles más cercanas, que corresponden al acuífero Principal en el valle, ya que la infraestructura hidráulica de los sistemas urbanos de abastecimiento está construida a partir de los pozos, tanques y redes actuales.
Cada año se reciben en el valle aportaciones de 520 millones de metros cúbicos(Mm3) de agua subterránea en la recarga del acuífero Principal y alrededor de 850 Mm3 de agua superficial en los módulos del Distrito de Riego 017, que representan recursos renovables de agua nueva. Adicionalmente, el sistema de presas Palmito-Tórtolas almacenan un volumen de agua del orden de 2,000 Mm3 al término de la temporada de lluvias.
El acuífero Principal tiene un fondo o basamento variable a una profundidad de 600 m a 1,000 m y se extiende en un diámetro irregular de alrededor de 30 km. Actualmente la profundidad del nivel freático del acuífero varía entre 120 m a 180 m, con un abatimiento anual de 1.5 m a 3.5 m. A partir de estas cifras se puede inferir que las reservas del acuífero podrían durar 100 años o más, si no cambia el esquema actual por un incremento en la extracción, o bien, se recupera la antigua recarga del acuífero.
Asumiendo que el descenso del nivel freático en promedio sea de 2.5 m por año, en 50 años el nivel estaría alrededor de 275 m de profundidad asumiendo que ahora se encuentra a 150 m. En 100 años bajaría el nivel a 400 m de profundidad.
De ninguna manera se propone abatir el nivel freático a esas profundidades en las que todavía sería viable obtener agua, pero a un costo de extracción que se incrementaría considerablemente. Al contrario, se plantea como solución el crear y conservar una reserva de agua subterránea en el área metropolitana recuperando la antigua recarga del acuífero y reduciendo los consumos de agua en todos los usos.
Por otro lado, la demanda de agua en las ciudades del valle es ahora del orden de 185 Mm3 por año y se estima que en promedio las pérdidas por fugas son del 35%, que equivale a 65 Mm3 por año. De acuerdo a las proyecciones de demanda, en el 2030 se podrían compensar los incrementos de la demanda por aumento en la población, con sólo recuperar el 10% (10 puntos porcentuales) de las pérdidas por fugas.
Es indudable que se necesitan hacer mayores esfuerzos para desarrollar una cultura del agua mediante su uso más eficiente en todas las actividades urbanas (domésticas, comerciales, industriales y de servicios públicos) y en las actividades agrícolas (agua superficial y subterránea), con lo cual se reduciría considerablemente la demanda de agua en los próximos 10 años.
