Columnas Social

Ensayo sobre la cultura

La educación cívica

El instituto o la dirección de cultura, según quiera ganar el que se sienta en esa silla, tiene, entre otras responsabilidades, la de cultivar el espíritu cívico de la ciudad. Me imagino que muchos se echarán a reír sobre esta afirmación que se antoja cursi. El civismo es una de las tantas cosas que se han perdido en esta sociedad moderna que ya no cree en nada.

En el Renacimiento, se discutió mucho sobre el iconismo. Fue una de las principales divergencias entre protestantes y católicos, utilizar las imágenes como representación de lo que no se puede ver ni tocar, o de lo que no se pudo conocer. Algunas representaciones fueron tan fabulosas que hacen sentir cuando te enfrentas a ellas. De eso era de lo que se trataba en la contra reforma, de hacer sentir aquello que no podías captar con la pura inteligencia.

Yo admiro el arte en todas sus expresiones. Le veo la utilidad a la arquitectura, la escultura y la pintura, como representaciones visuales de lo que en apariencia es intangible. Una buena obra musical te hace sentir, bien desarrollada, que por algo se vuelve clásica, el mundo que expresa. Ni Mozart ni Beethoven se agotarán en ninguna época. Tampoco Wagner, expresen lo que expresen. Esa es la gran diferencia con la música que se produce para consumo rápido que del ritmo y letras insulsas no pasan.

Pero estamos en el cultivo del espíritu cívico. Los jóvenes, ¿de dónde van a sentir algo por la patria si los que le hablan de ella son esos seres corruptos que constantemente acechan nuestra seguridad? Las clases de historia, como las de literatura que también pueden ayudar a incrementar el espíritu nacional, se han vuelto inoperantes, porque no han traspasado la demagogia. Han creado hombres que no concuerdan con la realidad porque no se habla de ellos como seres humanos, sino como santos, así que no te puedes enterar que Hidalgo y Morelos tuvieron hijos y amantes, como los tuvieron muchos sacerdotes de su tiempo. Muchas más las tuvo Villa que a cada rato se casaba.

A los héroes nos los hicieron de cartón, dejamos de creer en ellos. ¿Cuánto tiempo ha rodado por nuestra ciudad la cabeza de Morelos hasta que llegó al bosque? ¿Quién le hace caso a la estatua de Hidalgo al final del Boulevard independencia? Pero deje usted eso, ¿que saben los jóvenes y niños de hoy del nacimiento de nuestra ciudad? ¿Venimos de los trenes y del algodón? ¿Ya quién se sube en un tren y en donde está el algodón? Si me van a referir el Museo del Algodón, está en un lugar poco accesible que dudo que una madre lleve un sábado a sus hijos a conocerlo.

Wolf y Eppen son apellidos que se van perdiendo en la historia, la razón por la cual nuestras calles son anchas y muchas cosas más.

¿De dónde vendrá el espíritu cívico? ¿Quién se encargará de cultivarlo? Lo que no se ve no se siente; lo que no se escucha, tampoco. Para eso sirve el arte, tiene una función cívica. Eso es lo que intentó lograr Vasconcelos y los muralistas. En Palacio Nacional está plasmada nuestra historia; enfrentarte a ella impacta.

Y se esto se aleja de las nuevas generaciones, mucho más la historia del México desconocido que se desarrolla en el sur de nuestro país. Olmecas, toltecas, teotihuacanos, aztecas, mixteco, zapotecas, mayas; en el norte, los seris, los tarahumaras, chontales, En el occidente, los tarascos. Conocemos sus nombres y los representamos todos iguales, pero a ciencia cierta no nos impresiona su cultura por parecernos antiguas y atrasadas. ¿Quién fue Tlacaelel? Vaya usted a saber quién fue Tlacaelel. Estos niños que no pueden viajar, si mucho cuentan con el Museo de Antropología del bosque.

En nuestra región, es imposible sentir el espíritu indígena porque sólo los encontramos pidiendo limosna en los semáforos, a tal grado les hemos disminuido su dignidad. Ni siquiera conocemos las maravillas artesanales que producen, de donde quieren que salga el espíritu cívico nacional.

Eso es tarea de los institutos o direcciones de cultura. De ahí es de donde debiera de salir. Vasconcelos conseguía paredes para que los artistas se expresaran, eso sigue siendo una posibilidad. Habría que hacer un llamado a nuestros artistas visuales citadinos para que propusieran algo.

Yo siempre que miro al cielo me imagino que algo se pudiera hacer ahí. A Hollywood le bastaron unas cuantas letras. Todo consiste en tener imaginación. Creo que de eso es de lo que carecemos. Por lo menos, ya empezamos con los concursos, eso es un avance.

 ENSAYO SOBRE LA CULTURA Por: José Luis Herrera Arce

Leer más de Columnas Social

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Columnas Social

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1451297

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx