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Porno con ética

El cine carnal también es de ellas

Erika Lust: cine pornográfico femenino es vía de liberación para las mujeres. Foto: EFE/Carlos Zepeda

Erika Lust: cine pornográfico femenino es vía de liberación para las mujeres. Foto: EFE/Carlos Zepeda

REDACCIÓN S. N.

En el porno feminista la prioridad es mostrar las preferencias de ellas, lo que les gusta, huir de los lugares comunes. Defienden que en las producciones de este tipo no se admiten escenas en las que sus protagonistas no disfruten de un orgasmo real.

Los argumentos pueden ser tan simples como que un repartidor llega a una casa a entregar una pizza y recibe un servicio completo de satisfacción carnal de parte de una mujer a la que no necesariamente vemos pagar por el producto. Sin embargo, hay que abrir los ojos a cuestiones importantes, lo que acabamos de ver no es una película XXX sino un mensaje dirigido a reforzar estereotipos así como la concepción machista y patriarcal del mundo. Esa película no trata sobre un trabajador motorizado que tiene relaciones con una mujer, acaso presa de casera soledad, que ordenó comida rápida. No, lo que vemos en realidad es a una máquina de fracking masculina cumpliendo sus deseos más íntimos sin prestar atención a las necesidades de una compañera de prácticas reducida a muñeca pasiva y hollada de múltiples maneras. El porno ético busca cambiar estas cosas.

El mensaje enviado por las promotoras de este modo de pensar el cine para adultos es que ellas están listas para mandar tanto a cuadro como detrás de las cámaras. Proponen una pornografía hecha por y para las mujeres, con opciones de satisfacer también a hombres en busca de montajes más artísticos.

En el porno feminista la prioridad es mostrar las preferencias de ellas, lo que les gusta, huir de los lugares comunes. Defienden que en las producciones de este tipo no se admiten escenas en las que sus protagonistas no disfruten de un orgasmo real. En las imágenes concebidas desde esta óptica, ellas también son sujetos.

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Foto: Lust Films

ACUERDOS

También es un producto ético porque quienes participan del rodaje, hombres y mujeres, son tratados en igualdad de condiciones, se respetan sus puntos de vista a la hora de filmar alguna escena, se graban escenas solamente entre personas que realmente se atraen. El ambiente de trabajo es seguro, sano. Por aquello de las enfermedades de transmisión sexual, los ejecutantes dialogan y llegan a acuerdos en cuestiones como el uso de condones o la presentación de certificados de salud.

Además, al aportar el punto de vista femenino a las secuencias y maniobras, puede aportar a los consumidores ideas para llevar una vida sexual sana.

Una de las principales figuras de este movimiento es Erika Lust, directora sueca que recientemente estuvo en México, dentro del Festival de Cine de Guadalajara. La cineasta del género carnal considera que es hora de que el porno cambie, quiere ver una transformación en esa industria que, si bien es mal vista por la sociedad, factura miles de millones de dólares al año.

El cambio, afirma, es necesario en este sector dado que acumula cada vez más denuncias de malas prácticas hacia sus trabajadores, desde las cuestiones relacionadas con cuidar su salud (muchas productoras no los dan de alta en la seguridad social) pasando por bajos sueldos hasta llegar a la comisión de abusos durante las grabaciones.

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Foto: Lust Films

INCLUSIÓN

El porno feminista, según sus partidarios, es inclusivo, no sólo contempla los aportes de la mujer sino que pretende abarcar un amplio panorama de prácticas y matices disponibles en el erotismo y la sexualidad. No pretende marginar ciertas dinámicas y gustos, todo se puede mientras haya respeto y consenso.

La lucha por un cine carnal ético y con responsabilidad no consiste solamente en buscar satisfacción para ellas; sus beneficios contemplan a los varones toda vez que el negocio XXX es de los pocos en que un varón cobra menos que una mujer.

Un obstáculo al que se enfrenta la alternativa es la competencia de plataformas en Internet que ofrecen contenido gratuito y con buena calidad. La parte financiera complica consolidad una productora de tramas poco habituales en este género.

En la red ya hay varios sitios de cine para adultas con historias para todos los gustos, desde aquellas con un poco más de diálogo hasta la acción total que ellas también saben apreciar. El porno, esa región durante mucho tiempo bajo el dominio de contenidos dirigidos a hombres heterosexuales, se abre a nuevas propuestas donde las ópticas gay, lésbica y de las mujeres heterosexuales, entre otras, también saben decir: corte y queda.

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