Columnas Social

Ensayo sobre la cultura

La educación

Educar significa conducir. Como imagen, tenemos al pastor que conduce. Por medio de ella, introducimos a los niños a los valores, costumbres y conocimientos de la sociedad en la que se incrusta. El hombre es sociable por naturaleza, no vive solo, llega a una comunidad que ya tiene camino avanzado y que enseña a los nuevos elementos lo que a través de la historia ha ido acumulando, no solamente en conocimientos, sino en usos y costumbres, y lo que es más importante, los hábitos.

No toda la educación es estructurada, es más, afirmaría que el grueso no cuenta con una estructura definida. El proceso comienza con el núcleo familiar; posteriormente, nuestras relaciones con el entorno: el barrio, la ciudad, los medios de comunicación y demás influjos, nos van mostrando caminos de comportamiento. Después, nos introducen a los sistemas: la iglesia, la escuela, organismos civiles, sociales, gubernamentales, que nos van normando nuestros comportamientos por medio de los cuales nos acoplamos a los grupos en los cuales vivimos.

La cultura la adquirimos por medio de los procesos educativos. La madre nos enseña los primeros conocimientos: el aseo, las formas de alimentarnos, de vestirnos, lo que se llama "las buenas costumbres", que es lo mismo que decir los buenos hábitos, son asimiladas en el núcleo familiar. A medida que crecen nuestras relaciones, aprendemos a integrarnos de diferentes formas con la finalidad de poder sobrevivir. Este tipo de aprendizaje se da sin metodología y no todos la sufrimos de la misma manera. Es cuando entramos a las instituciones cuando la educación tiene un método: 0 sea, pasos a seguir con una finalidad. Se van dando avances de acuerdo a la capacidad del educando y de esta forma nos integramos a la sociedad.

El proceso puede no darse o ser interrumpido; aun así, los otros influjos siguen existiendo y de una manera o de otra suplen la carencia. No siempre, esta integración se hace de la manera positiva. Cuando nuestra relación con el entorno no es buena, tampoco lo va a ser la integración, aunque pasemos por todo el proceso educativo desde el jardín de niños hasta la universidad. No es solamente posible aprender la forma de pertenecer, también es posible de que se aprenda la manera de defenderse de aquello que nos daña, o la forma de sacar provecho a nuestro favor de las circunstancias aunque afectemos a los demás.

Por medio de la educación, aparte de obtener destrezas y conocimientos, obtenemos los valores, que es todo aquello que nos sirve para lograr un fin. Las cosas no valen en sí mismas, sino lo hacen en relación a los objetivos que se pueden conseguir con ellas. Los granos de cacao tenían valor como moneda en las sociedades indígenas porque así estaba establecido. Hoy no lo tiene. El oro lo posee, porque la sociedad se lo ha dado, como al dinero; a fin de cuentas, es un símbolo que representa un "valor de cambio". El dinero vale por lo que puede obtener, no por lo que es en sí mismo.

Por medio de los valores se pueden obtener gratificaciones. Si la educación nos inculca valores cívicos, a través de ellos obtenemos un bienestar social. Podemos vivir en concordancia con los demás. Si nos enseña valores éticos o morales, nos modela como personas sociales que persiguen un bien común, mucho más allá que los personales. Si nos inculcan valores estéticos, entonces, modelamos la percepción de nuestros sentidos, y nos da la posibilidad de apreciar el arte. Si nos inculcan valores que nos desarrollen el gusto por la investigación, los valores críticos, ya nos están introduciendo al mundo de la ciencia. Así podemos seguir refiriéndonos a todos los demás aspectos de nuestra vida.

El producto de todo este proceso es lo que llamamos la cultura. A fin de cuentas, obtenemos el programa esencial por medio del cual analizamos todos los datos que obtenemos de la realidad; les damos un valor, construimos diversas escalas de valores, pero lo que es más importante, adquirimos las reglas que rigen nuestros comportamientos en todos los sentidos y los hábitos que concuerdan con los modos de ser de nuestro entorno.

El proceso educativo puede distorsionarse; entonces, se obtendrán desadaptados a la sociedad, o sociedades con problemas internos que tarde o temprano pasarán por procesos revolucionarios que cambiarán sus escalas de valores.

El fin de la educación no es obtener un título para conseguir un trabajo; esto sería reducir al hombre a su mínima expresión. El fin de la educación es ayudarnos a desarrollar todas nuestras habilidades para ser. Una persona culta es el que comprende el aquí y el ahora en relación con una finalidad. No se vive para la muerte, sino se muere como punto final de una vida plena.

  Por: José Luis Herrera Arce

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