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LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

El personaje que no dijo lo que dijo

"No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo". Esta es una de esas frases célebres que se le atribuyen a un personaje y que luego resulta que nunca la dijo. En este caso, al que se supone que se le ocurrió fue a Francois Marie Arouet, que la historia conoce y reconoce como Voltaire.

¿Y quién era este señor cuyo apodo parece más bien una marca de lavadoras o televisores?

Voltaire fue un escritor, historiador, filósofo y abogado francés que vivió en el Siglo XVIII y fue uno de los máximos representantes de la época de la ilustración, donde todo se enfocó al poder de la razón, la ciencia y el respeto hacia la humanidad.

Acerca del origen de su seudónimo, hay varias versiones. Entre otras, se dice que la palabra Voltaire deriva de la expresión Petite Volontaire, que en francés significa Pequeño Voluntario, y que es como sus familiares le decían cuando era niño.

Sin embargo, la versión más creíble es que Voltaire es un anagrama de Arouet, el Joven, apodo con el que el muchacho se hacía llamar en su idioma natal, por supuesto. Recordará usted que el anagrama es una palabra en relación con otra que tiene las mismas letras, pero dispuestas en un orden diferente.

A pesar de que pertenecía a una noble familia, Voltaire fue un crítico sumamente mordaz y sus obras lo condujeron a la cárcel, al destierro e incluso a que no faltara quien lo retara a duelo o que le diera una tremenda paliza.

Aún cuando la frase con la que iniciamos este comentario no fue literalmente pronunciada por él, uno de sus temas favoritos fue la tolerancia. De hecho, Voltaire ha pasado a la Historia por acuñar el concepto de tolerancia religiosa. Fue un incansable luchador contra la intolerancia y la superstición y siempre defendió la convivencia pacífica entre personas de distintas creencias y religiones.

Voltaire no cree que Dios intervenga directamente en los asuntos humanos, y en su cuento filosófico, "Cándido o el optimismo", escrito en 1759, denuncia el providencialismo. A partir de este cuento, la palabra cándido pasó a ser sinónimo de inocente o ingenuo.

Según Voltaire, sólo aprendemos de la experiencia; todo lo que la supera sólo es hipótesis; el campo de alguien coincide con el de lo útil y de lo comprobable.

Escríbale a Juan Recaredo: [email protected].

PREGUNTA DEL PÚBLICO:

Patricia Avilán pregunta: ¿Podría aclararme de dónde viene la expresión "salió con su domingo siete"?

RESPUESTA:

Es un cuento en donde unas brujitas cantaban "lunes y martes y miércoles tres… jueves y viernes y sábado seis…", hasta que un intruso las interrumpió diciendo "…y domingo siete". Desde entonces, cuando alguien sale con una tontería se dice así, que salió con su domingo siete.

Me retiro con esta frase: El sueño alimenta cuando no se tiene qué comer. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

Por: Columna póstuma de Juan Recaredo

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