Columnas Social

Mujeres plenitud

Dr. Raúl Domínguez González

ME LLAMA LA ATENCIÓN

Al momento de recibir el Título de Médico, se jura sobre el conocido "Juramento Hipocrático". Desde el Siglo V a.C., ha sufrido un par de modificaciones, una en la convención de Ginebra en el año 1948, que es el que usamos en casi la mayoría de los países del mundo, y una posterior usada en países anglosajones, del año 1964, propuesta por el Dr. Luis Lasagna, pero en todas sus versiones, el Médico jura "… no dañar, preservar la salud y bienestar de sus pacientes, consagrar su vida al servicio de la humanidad, desempeñar su arte con conciencia y dignidad, respetar la vida humana, y negarse a utilizar conocimientos médicos contra las leyes de la humanidad, aún bajo amenaza…", con más o menos agregados.

Entonces:

Me llama la atención, que se acuse a los médicos de negligencia…

Me llama la atención, que se acuse a los médicos de imprudencia…

Me llama la atención, que se acuse a los médicos de impericia…

Cuando se acusa a un Médico, este profesional, aún cuando se demuestre (lo que ocurre en la mayoría de los casos, según las estadísticas) que no existe mérito para continuar con el procedimiento, ya se generó una lesión directa sobre él, porque el escarnio y descrédito profesional y social, ya ocurrió. ¿Quién le devuelve la confianza de sus pacientes?, ¿Quién le devuelve el dinero que el proceso se llevó, y que estaba destinado a su familia? ¿Quién le devuelve la tranquilidad y la salud, que muchas veces se afecta a causa de éstos temas? ¿Quién le devuelve su vida?

Nadie, y menos un Médico, va a defender una causa generada por negligencia, imprudencia o impericia reales, pero el "error médico" existe, y existen errores razonables, derivados del estado inicial del paciente, y esto no amerita castigo, dado que no depende exclusivamente del accionar del Médico, sino de una serie muy grande de otros factores, que sí dependen del paciente.

Como Médico, me llama la atención y me duele, que aquellos pacientes que recurrieron ante una dolencia a nuestros consultorios, y que por alguna causa presentan algún resultado diferente al que esperaban, inicien, aún sin plantearle al profesional su disconformidad, acciones legales, que no le van a generar ganancias económicas (muchas veces es lo buscado), y sí van a destruir o lesionar gravemente la vida profesional y social de ese Médico, al que al principio buscaron libremente.

Finalmente, ¿De dónde vino este cambio de actitud del paciente? Lamentablemente la principal influencia la ejerce generalmente, otro médico, que sin conocer el caso opina, y lo hace por celo, envidia o avaricia… ¿Quién juzga al que juzga? ¿Quién juzga al que acusa? ¿Quién devuelve la tranquilidad e integridad a ese profesional y su familia? ¿Quién le devuelve la vida?

Todo el mundo opina, pero nadie paga. Cualquiera habla, pero pocos hacen…

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