Seguramente se preguntaron cuando asistieron por primera vez a algún concierto de la camerata, de alguna ópera, orquesta o sinfonía ¿Quién es esa persona que mueve los brazos frente a los músicos, y qué propósito cumple esa batuta que menea en el aire continuamente durante la pieza? El director de orquesta es una parte esencial de todo concierto pues, aunque no esté tocando ningún instrumento, representa al mero corazón del ensamble ya que lleva la pauta, el ritmo, la dinámica y en gran parte, la interpretación de la pieza.
¿Y la batuta? Esta tiene, en mi opinión, uno de los desarrollos más dramáticos en la historia de la música. Para entender de donde viene, es necesario remontarse al palacio de Versalles en Francia del año 1687. Aquí vamos a encontrar al músico iniciador de la ópera en Francia, bailarín, y director de orquesta de renombre Jean-Baptiste Lully dirigiendo un Te deum, en conmemoración de que su majestad el rey Luis XIV también conocido como el rey sol, se había recuperado de una enfermedad.
En aquel tiempo se usaban bastones largos, pesados e imprácticos en vez de una batuta corta para dirigir a la orquesta. En vez de dibujar patrones de tiempo en el aire, el método constaba en golpear el bastón fuertemente contra el piso, marcando así el ritmo y la pauta de la pieza. Irónicamente al celebrar la salud del rey sol, Jean-Baptiste Lully termino encajándose el bastón en el pie en vez de golpear el piso, causándole gangrena y dos meses después, ¡Su muerte!
En el mundo de la música clásica, este accidente es conocido por ser uno de los más inusuales y satíricos. A finales el siglo XVII, se usaron otros objetos para dirigir orquestas como rollos de papel, ramas, o inclusive solamente las manos, pareciendo indicar que el accidente que Lully sufrió fue la causa de que el largo bastón quedara en el olvido. Aunque la batuta que hoy en día utiliza del director de orquesta ha acabado picando muchos ojos y golpeando a varios músicos distraídos, no hay récord histórico de que haya matado a alguien. Podemos entonces asumir, que la batuta en cierta forma es, una medida de seguridad.
