Ella es el sol del movimiento, ese quinto sol que con su estrépito destruiría todo lo existente y de sus restos crearía una nueva humanidad. Es así, como los antiguos esperaban que un ciclo diera pasó a otro y alguien -mucho tiempo después- entendió que ese continuo cambio es parte crucial de la existencia humana, a tal grado que sigue sorprendiéndonos hoy en día.
Este arquetipo solar que tradicionalmente se considera masculino, lo adoptó una mujer que es el movimiento de su época. Con un apellido que bien pudo serle la puerta abierta a la clásica sociedad porfiriana, se transformó en Nahui Olllin.
Nacida como Carmen Mondragón, desde niña tuvo acercamientos a las artes, letras y un contexto nutricio para el cuestionamiento y el desarrollo. Si bien su familia no sólo vivió en México, por ello tuvo la ocasión de conocer diferentes perspectivas del mundo, uno que se encontraba en pleno cambio de paradigmas y que en ese momento fueron la ruptura que trajo lo que ahora nos refiere como la modernidad.
Para su regreso al país, ya era vista como la Femme fatale, quizá por su aspecto, sus ideas o la forma en que vertía en sus creaciones un poco de ella.
Con respecto a la pintura; se le considera como arte naif. Pero más allá de una etiqueta existe algo característico que representa en gran parte la esencia de su pintura, en la figura humana los ojos vibrantes como fulgores expresivos atraen miradas igual de expectantes, colores lumínicos entonan ritmos que sus siluetas siguen, en su mayoría parejas próximas que dan muestra autobiográfica de sus relaciones, de la misma manera que refleja en sus cuadros su propia mirada. Su obra pictórica está llena de color y figuras sugerentes que rompen con el clásico estilo imperante. Si bien, el estilo naif, aunque existente es considerado como menor por sus rasgos infantiles y con poca atención en la técnica, pero fuera de ello representa un acercamiento más personal a la experiencia creativa y narrativa de la obra, pasando a segundo plano aspectos estéticos que si bien siguen siendo importantes, en este caso específico se permite descubrir la obra desde otra perspectiva.
Con respecto a la literatura Carmen Mondragón tiene un considerable número de poemas cuyo tema principal es la corporeidad femenina, algo que en aquella época revolucionaba y generaba escándalo. Pero que de cierta manera, abrió paso para una nueva forma de ver las formas de relacionarse, naturalmente esta concepción diferente generaba malestar en una sociedad claramente conservadora.
Nahui olllin la artista es una, la que pintaba y escribía. Pero aquella cuya figura es ahora entendida como una pionera del cuestionamiento y la acción sobre sí misma pone sobre la mesa la discusión del rol que tomaron mujeres -poco o mucho- conocidas en la escena artística o intelectual de nuestro país. Quizá uno de sus mayores legados sea ese precisamente, ver en su figura una inspiración para crear y hacerse preguntas, las cuales en el proceso de respuesta generen arte.
