¿Otra transición?
Al arrancar este 2018, el mexicano común, el de a pie, vive la zozobra y la incógnita; no tiene confianza en el futuro inmediato. Está dentro de una gran masa de neblina que le impide ver un horizonte cierto. Se ha perdido dentro de un marasmo de nudos factuales que lo abruman.
El horizonte de las elecciones de medio año, tiene aún más duda y escasez de certezas. Los tres candidatos partidistas no ofrecen ninguna garantía acerca de su futuro desempeño de llegar a la silla presidencial.
Ninguno de los tres está limpio de manchas y conductas negativas, nada nos garantiza que dejarán las mañas que los han hecho legendarios. Ni a cuál ir.
De los independientes, surgen igualmente dudas y espacios de incógnitas. El Bronco no hace nada por concretizar aquel famoso discurso de su toma de posesión. La exprimera dama, desborda con la mano de su esposo que quiere volver a la casa de Los Pinos, poco o casi nada ofrece. Total; ni a quien mirar con confianza, además, de ganar alguno de los independientes no contarán con respaldo permanente, una vez en el poder se deshará su burbuja de elecciones.
El país, no está para esperar, vemos por todos lados que las instituciones se resquebrajan, nada ni nadie detiene el deterioro del tejido social: aumenta la pobreza, crece la delincuencia, nula es la justicia y por doquier se ve que en muchos casos la autoridad forma parte de algún grupo de la delincuencia organizada. Hoy, cualquiera mata, asesina, roba, viola y de seguro quedará impune.
Todo, gracias a que las instituciones no funcionan, y no funcionan porque llevamos muchos años en que la autoridad goza de un fuero metaconstitucional que a veces se llama-perdonando el término: valeprogenitorismo. Quizá la expresión anterior enmarque bien la actitud general de casi todas las autoridades.
Ninguno de los candidatos podrá con el paquete, ¿alguno podrá doblegar a los intereses de la clase política y económica a favor de las mayorías? Seguro que no. Sólo algunos ejemplos bastan. 1.-¿Querrán reducir el congreso a la mitad, los legisladores se querrán hacer el hara kiri? 2.- ¿Hallarán “consenso” para aprobar la revocación de mandato? 3.- ¿Eliminarán el fuero? 4.- ¿Dejará el Gobierno federal vía Hacienda dejar correr la sangre del verdadero federalismo? 5.- ¿Se logrará la reforma penitenciaria?
Una institucionalidad que no funciona es como si no existiera. Por eso, no creamos mucho en los galillos de los candidatos y sus partidos porque en México como en muchas partes del mundo, los que verdaderamente mandan no están dispuestos a oxigenar al país, quieren que todo siga igual.
Las elecciones son comparsas sexenales para que la farsa continúe revestida de papeletas electorales, pero debajo seguirá la sarna y falsía de todo este sistema que agoniza, pero de ahí no sale.
Miguel Ángel Hernández
Torreón, Coah.
