Columnas Social

Ensayo sobre la cultura

Segunda parte del siglo XX

En los años cincuenta, se dan a conocer las voces literarias que se imponen por el resto del siglo. En primer lugar, los dos Juanes que surgen del centro nacional de escritores. Rulfo, que con una novela, un libro de cuentos y guiones cinematográficos, le basta para ser considerado como el mejor o uno de los mejores en la narrativa mexicana. El otro es Arreola, un personaje a veces estrafalario que también con una obra no muy vasta en la cuentística y una o dos novelas, también es reconocido por su calidad literaria. Además, Arreola, entre muchísimas cosas más, es iniciador de los talleres literarios que muy buenos frutos comenzaron a dar desde los años sesenta.

Así como los dos Juanes, también podemos contar con las dos Elenas. La primera, la Garro, primera esposa de Octavio Paz, cuya vida fue desventurada, pero cuya obra se impone como una de las mejores de nuestro país, sobre todo sus cuentos, que muchos se incrustan en lo real maravilloso. No podemos olvidar que no tuvo buena acogida sus preferencias en el sesentayocho.

La otra Elena es la Poniatovska, que ha sido innumerables cosas, luchadora tenaz por las causas de los mexicanos. Comienza como periodista, para posteriormente convertirse en novelista. Se aboca a la biografía, sobre todo a la de mujeres que han sido íconos en la cultura mexicana. Sus reseñas sobre personajes famosos son certeras. Es activista social comprometida con sus ideales.

Siguiendo con los años cincuenta y sesenta, mencionaremos a otro de los grandes, Carlos Fuentes. De padre diplomático, pasa su infancia fuera de México al que llega hasta los quince años. A lo mejor por ello, se avoca a digerir la cultura mexicana como pocos. Su primer cuento es genial, habla sobre Tlaloc. Es ante todo un novelista y experimenta con el género. Su obra es vasta: cuento, novela y ensayo.

Los sesenta es el parteaguas en la historia de México y del mundo. Después del sesenta y ocho francés y mexicano, las cosas no van a ser las mismas. En el sesenta y ocho, se dan a conocer las voces contundentes de muchos escritores mexicanos: José Revueltas es el más sincero de todos, que vive de acuerdo a sus convicciones y que paga el precio de ser encarcelado en Lecumberri por sus ideas. Como escritor, es uno de los hitos de los autores mexicanos: cuento, novelas, guiones cinematográficos, ensayos.

Otro de los influenciados por el movimiento es Carlos Monsiváis, que más que nada es ensayista y nos presenta un panorama sociológico de lo mexicano (sobre este tema, también Samuel Ramos, Fuentes, Paz y otros autores, abordan el tema de las características de lo mexicano).

Los sesenta van a servir a los jóvenes para liberarse y hablar de su mundo como nunca se había hablado. Se les da voz, publicándose sus libros. Margo Glantz les llamó la Generación de la Onda; altavoz literario del rock. José Agustín, Gustavo Sainz y Parménides García Saldaña son sus principales representantes. El único que muere de acorde a la vida que llevan es el último; Sainz se dedica a la academia en el país norteño, y José Agustín ha escrito una historia de México muy bien analizada en diferentes aspectos: Tragicomedia mexicana 1, 2 y 3.

También existen otros jóvenes fuera de este grupo que comienzan a brillar por avocar temas que anteriormente no se habían tratado: Armando Ramírez, que parte del tema de Tepito, barrio donde nació, y que siempre demostró interés por indagar en la cultura de los barrios a los que dio a conocer mediante la televisión estatal y posteriormente en Televisa. Otro de los que podemos mencionar es Luis Zapata, quien es uno de los primeros en abordar el tema homosexual.

Otro autor al que debemos mencionar es a Ricardo Garibay, que primero se dedica al cine, para después abordar la novela con tintes autobiográfico. Había más placer en escucharlo en sus programas de televisión junto con Ikram Antaki.

Setentas y ochentas son la decadencia económica del pueblo mexicano. Echeverría y López Portillo devalúan la moneda hasta agregarle tres ceros que después esconden. Se nacionalizan los bancos y huyen los capitales. Viene la bancarrota; en el plano de la literatura, los talleres literarios sirven para dar voz a los escritores de la provincia. Se diversifican los concursos literarios.

Se multiplican las voces: Carlos Montemayor, Daniel Sada, Juan Tovar, Ángeles Mastreta, Rosa Nissan, Guadalupe Loaeza, Silvia Molina, Cristina Pacheco, Jesús Gardea. La lista es bastante larga; por hoy, aquí paramos.

  Por: José Luis Herrera Arce

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